Los luxemburgueses podrán utilizar el transporte público sin tener que pagar o utilizar un boleto a partir de este sábado, con lo que Luxemburgo se convierte en el primer país en adoptar esta medida, encaminada a reducir la congestión vehícular.
Esta medida tendrá un costo de 41 millones de euros (unos 45 millones de dólares) según las estimaciones oficiales sobre los boletos que se dejarán de vender para usar autobuses, trenes o tranvías del país.
Sin embargo, las repercusiones económicas sobre el Gran Ducado podrían ser menores, pues es considerado el país más rico de la Unión Europea (UE), con un Producto Interno Bruto (PIB) aproximadamente seis veces superior al de Bulgaria, que ha sido considerado el más pobre del bloque.
El país de 610 mil habitantes es conocido por su congestión en el centro de la capital, aunque el autobús es utilizado en un 32 por ciento para ir al trabajo, reporta el diario Le Parisien.
Pese a la medida, el problema posiblemente continuará, pues al menos 200 mil personas cruzan las fronteras desde Alemania, Bélgica y Francia para trabajar. El precio del transporte público se había reducido anteriormente a cuatro euros para viajar durante todo el día.
Las máquinas de boletos se retirarán gradualmente, salvo las que permiten adquirir boletos internacionales y de primera clase. El gobierno asegura que esta medida también permitirá al personal concentrarse en la seguridad de los usuarios.
Hasta hace dos años, seis de cada diez personas en Luxemburgo se trasladaban en vehículos privados y el objetivo es que se reduzca al 46 por ciento mediante el fomento del transporte público, la bicicleta o los transportes compartidos.
Grupos ecologistas afirman que más que la gratuidad, la calidad es el punto crucial para hacer que el transporte público sea más atractivo.