Puerto Príncipe, 12 may (Prensa Latina) El ministro haitiano de Justicia y Seguridad Publica, Lucmane Delile calificó de célula terrorista a policías reunidos en el grupo Fantom 509 que en las últimas semanas protestaron violentamente en esta capital.
De acuerdo con el titular, Fantom 509 es un grupo terrorista que decide atacar los cimientos del estado, dañar la sociedad y demoler el país, y prometió revelar sus identidades.
Aseguró que el gobierno ya comenzó a identificar a sus integrantes, la mayoría policías despedidos y otros en servicio «manipulados por políticos» y sus nombres se enviarán a las embajadas de países amigos «para tomarlos por lo que son»
Fantom 509 nació al calor de las protestas de policías que pedían mejoras salariales, derecho a la sindicalización y bonos económicos, entre otros, y que se radicalizaron desde inicios de año, incluso agredieron varias instituciones estatales.
En abril último, agentes y simpatizantes, fuertemente armados y encapuchados, ingresaron a instalaciones gubernamentales como la Oficina de Seguros contra la Vejez, y la Oficina Nacional de Identificación, y obligaron a sus empleados a abandonar los recintos.
Los oficiales demandaron salarios de hasta 50 mil gourdes (unos 500 dólares) y tarjetas de débito de 25 mil gourdes (250 dólares), además de bonos especiales durante el periodo de pandemia, equipos para los policías que operan en las calles y primas de riesgo a efectivos de todas las unidades.
«No vamos a seguir aceptando su enfoque», dijo Delile en conferencia de prensa, e invitó a los policías a interesarse por la historia reciente de las fuerzas armadas en Haití.
Este año, creció la crisis al interior de la policía, con la multiplicación de las movilizaciones violentas que en febrero pasado provocaron enfrentamientos con soldados del ejército, con un saldo de al menos dos muertos y una decena de heridos.
En ese momento, el gobierno cedió a las presiones del gremio y autorizó la creación de un sindicato policial, además de reintegrar a oficiales despedidos por encabezar las movilizaciones.
En ese momento, el gobierno cedió a las presiones del gremio y autorizó la creación de un sindicato policial, además de reintegrar a oficiales despedidos por encabezar las movilizaciones.