Estados Unidos reporta hoy casi dos millones de personas contagiadas con la Covid-19 y más de 112 mil muertes, justo cuando factores como la inestabilidad social y una activa temporada ciclónica amenazan con empeorar la situación.
Durante las últimas semanas, miles de personas han tomado las calles de las principales ciudades estadounidenses para protestar en contra de la muerte de George Floyd, un hombre negro asesinado por un policía blanco.
Los epidemiólogos temen ahora sobre el peligro de contagios en esas concentraciones.
Pero el racismo sistémico que ha provocado la muerte de hombres negros e hispanos desarmados a manos de la policía estadounidense, es responsable del alto número de víctimas mortales por la Covid-19 pertenecientes a esos grupos, señala el sitio digital de The Hill.
Para la congresista demócrata de California, Barbara Lee, Estados Unidos vive una pandemia dentro de una pandemia.
Así dijo en referencia a la intersección en la cual se encuentran los afronorteamericanos, quienes llevan la peor parte de tres crisis: violencia policial, desempleo aplastante y la amenaza de la enfermedad infecciosa más mortal registrada en un siglo.
La actual agitación civil está profundamente relacionada con las disparidades raciales expuestas por la crisis del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, subrayó.
Según cifras oficiales, en la mayoría de los estados donde los afronorteamericanos constituyen parte sustancial de la población, también representan un número desproporcionado de quienes contrajeron el virus y murieron a causa de la enfermedad.
Tanto la pandemia como la brutalidad policial, junto con otras formas de racismo y desigualdad del actual sistema violento, están matando desproporcionadamente a los afroamericanos y son igualmente urgentes, consideró la bióloga del Centro de Dinámica de Enfermedades Infecciosas de Penn State, Nita Bharti.
En medio de la creciente agitación social y el persistente aumento del número de casos de Covid-19, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica proyectó un 60 por ciento de posibilidades de que la temporada de huracanes de este año esté «por encima de lo normal».
Además, la capacidad de respuesta ante esos eventos climáticos se encuentra comprometida, pues la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, siglas en inglés) asignó considerables recursos para combatir la Covid-19 en la nación norteña.
De acuerdo con un portavoz de FEMA, más de tres mil empleados de esa agencia recibieron la tarea de enfrentar la pandemia; en tanto se destinaron, hasta el 30 de abril, cinco mil 400 millones de dólares ante la Covid-19, dinero que salió del fondo de ayuda para desastres.
Si un ciclón o huracán afecta el territorio de Estados Unidos, esto puede representar además mayor número de contagios con el nuevo coronavirus debido a la imposibilidad de cumplir los requerimientos básicos para evitar la propagación, alertan los especialistas.
Varios dirigentes estatales y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalan riesgos como la concentración de personas en refugios temporales de emergencia: mantener la distancia necesaria y las medidas de higiene más básicas resultará muy difícil.
Incluso con una orientación federal revisada, aún no estaría claro cómo las condiciones generadas por ciclones y huracanes, por ejemplo las inundaciones masivas, afectarán en la propagación y transmisión de la Covid-19.