Washington, 4 jul (Prensa Latina) El discurso pronunciado por el presidente Donald Trump en Monte Rushmore con motivo de celebrarse hoy el Día de la Independencia de Estados Unidos añadió más sal en la herida de un país muy dividido.
Contra las advertencias de expertos en salud y la oposición de líderes tribales, el jefe de la Casa Blanca viajó anoche a ese conocido escenario de Dakota del Sur para protagonizar un espectáculo de fuegos artificiales que aprovechó para difundir un mensaje en el que «explotó las divisiones sociales», según reportó The Washington Post.
En un momento en que el país continúa fuertemente golpeado por la pandemia de la Covid-19, que ya dejó aquí unos 132 mil muertos, la mayor cantidad en el mundo, el gobernante republicano ignoró completamente la emergencia sanitaria, que no tuvo espacio en su alocución.
Trump se centró en las protestas que se desataron en Estados Unidos desde que el 25 de mayo fue asesinado en Minneapolis el afronorteamericano George Floyd, pero no para hablar de brutalidad policial o de racismo sistémico, el tema fundamental de esas manifestaciones, sino para atacar a quienes toman parte en ellas.
En particular, arremetió contra quienes piden remover los monumentos y símbolos confederados que abundan en espacios públicos, los cuales honran a figuras que en la Guerra Civil de 1861 a 1865 lucharon a favor de los estados secesionistas que defendían la esclavitud.
Los participantes en las masivas movilizaciones de las últimas semanas demandan la retirada de esas estatuas como parte de sus llamados a la justicia racial, y en algunos lugares las han derribado, mientras que, en otros, las autoridades locales acordaron removerlas.
Para Trump, sin embargo, no se trata de un reclamo legítimo, sino de una «campaña despiadada para borrar nuestra historia, difamar a nuestros héroes, borrar nuestros valores y adoctrinar a nuestros hijos».
«No se equivoquen: esta revolución cultural de izquierda está diseñada para derrocar a la revolución estadounidense», añadió el gobernante republicano en su discurso, que fue visto como una clara apelación a su base electoral, en momentos en los que va en caía su nivel de aprobación.
El jefe de la Casa Blanca pretendió mostrarse, además, como un líder fuerte que protegería la Segunda Enmienda -que establece el derecho a portar armas-, la aplicación de la ley y el patrimonio del país.
Además, el mismo mandatario que en agosto de 2017 se refirió a la existencia de gente buena en ambos lados de un enfrentamiento entre supremacistas blancos y manifestantes opuestos a esa ideología de odio, habló ahora de que en el país hay «un nuevo fascismo de extrema izquierda».
De acuerdo con el diario The New York Times, la escena en Monte Rushmore fue la última señal de un Trump parece cada vez más desconectado de la intensa preocupación entre los estadounidenses sobre la crisis de salud que afecta al país.
Más que una simple manifestación partidista, el evento subrayó la medida en que Trump apela a un subconjunto de estadounidenses para que lo lleve a un segundo mandato, apostando por cambiar el tema, mientras apela al miedo y la división, señaló el periódico.
A su vez, el Post apuntó que el jefe de Estado «trató de explotar las divisiones raciales y sociales de la nación y convocar a los partidarios en torno a un mensaje de ley y orden que se ha convertido en la piedra angular de su campaña de reelección».
Como lo ha hecho con un fervor creciente en las últimas semanas, el presidente número 45 denunció no solo a los alborotadores y vándalos, sino también a gran parte del movimiento social que impulsó las manifestaciones masivas en respuesta a los asesinatos de hombres negros a manos de la policía, agregó el medio.
Esas y otras publicaciones subrayaron que el acto pareció un mitin de campaña, el cual tuvo lugar cuando las encuestas arrojan números desfavorables para Trump en estados considerados clave para los comicios del venidero 3 de noviembre, en los que debe enfrentar al exvicepresidente demócrata Joe Biden.
Más allá de la alocución del presidente, otra muestra de las divisiones que vive el país fue la protesta que tuvo lugar cerca de Monte Rushmore en rechazo a la presencia del mandatario en ese lugar de las Colinas Negras.
El diario USA Today informó que los manifestantes bloquearon durante casi tres horas una carretera que conduce al monumento, y se encontraron con la resistencia de las fuerzas del orden público, que los rociaron con pimienta y arrestaron a más de una docena de ellos.
Los participantes en la acción, entre ellos miembros de tribus del área, recordaron que las Colinas Negras son sagradas para los indígenas estadounidenses y que la administración de Trump se opone a los intereses de esos y otros grupos minoritarios.