Washington, 17 sep (Prensa Latina) Fuertes contradicciones entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y sus principales asesores en temas de salud, marcan hoy la polémica contienda del gobierno contra la Covid-19, que ya provocó más de 201 mil 400 muertos en el país.
La Casa Blanca publicó la víspera sus planes de medidas para distribuir una vacuna en todo el país contra la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, donde anuncia que las primeras inyecciones estarían listas dentro de las 24 horas posteriores a su aprobación por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Pero el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, aplacó las expectativas el mismo día al señalar ante un subcomité del Senado que no esperaba que una vacuna estuviera «completamente disponibl
e para el público estadounidense» como mínimo hasta mediados de 2021.
De inmediato Trump contradijo a Redfield, a quien acusó de equivocarse sobre el cronograma para una posible inmunización contra el coronavirus y la eficacia de usar máscaras.
El gobernante insistió en una conferencia de prensa en que Redfield cometió un «error» cuando se refirió al mencionado plazo para la vacuna contra el nuevo coronavirus, aunque esta vez no refirió de manera explícita su intención de tenerla antes de los comicios del 3 de noviembre.
En este sentido una encuesta de la consultora CAPS-Harris, de Harvard University, publicada este jueves muestra que al 80 por ciento de los posibles votantes en los comicios de noviembre les preocupa que la Casa Blanca ejerza presiones sobre la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) para que apruebe la distribución de la vacuna antes de verificar a fondo sus efectos.
En medio de todos estos intercambios, Michael Caputo, subsecretario de Asuntos Públicos del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), informó que se ausentará durante dos meses para «concentrarse en su bienestar y el de su familia».
El anuncio lo hizo abruptamente horas después de publicar un video el domingo en Facebook Live donde acusó a científicos del gobierno de «sedición».
De acuerdo con el diario The Washington Post, sus palabras sorprendieron a muchos dentro de la administración, pues Caputo habló de forma inconsulta, a pesar de que siempre intentó controlar las intervenciones públicas de los demás.
Sin mostrar prueba alguna, Caputo acusó a los CDC, que forman parte del HHS, de albergar una «unidad de resistencia» que tenía como objetivo socavar a Trump y aseguró que los científicos de esa entidad sanitaria renunciaron a la ciencia para convertirse en «animales políticos».
Al hablar en el Senado ayer, Redfield dijo que se sentía «profundamente triste» por las acusaciones de Caputo y rechazó la veracidad de sus palabras.
En un comunicado, Caputo señaló poco después que decidió tomar una licencia médica temporal con el fin de «realizar los exámenes necesarios para un problema linfático descubierto la semana pasada».
Eso significa que el funcionario, quien había molestado repetidamente a los CDC para que sus informes fueran más halagadores para el presidente Trump, estará fuera de su puesto más allá de las elecciones del 3 de noviembre próximo, destaca el Post.
De acuerdo con fuentes de ese periódico, funcionarios de la Casa Blanca discutieron el lunes sobre la solución que se le daría al caso de Caputo, quien inicialmente opuso resistencia a tomar el mencionado «permiso», pero posteriormente «lo convencieron».
El HHS informó en un comunicado la víspera que el principal asistente de Caputo, Paul Alexander, abandonará esa entidad de forma permanente.
Alexander estuvo bajo escrutinio en las últimas semanas por sus esfuerzos para controlar los mensajes emitidos por científicos y altos funcionarios de salud, incluyendo los contenidos de los reportes semanales de los CDC, para aparentar ante Trump de que la pandemia «está bajo control».
En este contexto, el doctor Tom Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dijo la víspera a la cadena CNN que la cantidad de muertes reportadas en el país es un «reflejo de una respuesta nacional fallida» por parte de la administración de Donald Trump.
El número real es más alto y espantoso, porque no se han identificado todos los decesos dijo Frieden a Wolf Blitzer de CNN, y agregó que la Covid-19 está en camino de colocarse entre las primeras causas de muerte en toda la nación norteña este año.
En Corea del Sur ha habido 80 veces menos fallecimientos que en Estados Unidos, la causa es que no hemos tenido una respuesta federal organizada, consistente y coherente, añadió el experto.