La Habana (Prensa Latina) Los candidatos presidenciales Donald Trump (republicano) y Joe Biden (demócrata) presentarán sus apuestas el 29 de septiembre en Cleveland, Ohio, en el primer debate de unas elecciones marcadas por la pandemia de Covid-19, el derrumbe económico y las manifestaciones contra el racismo.
Trump, el presidente número 45 de Estados Unidos, profundamente divisivo, postuló para la reelección con una plataforma basada en la inmigración, el comercio y la economía, temas ahora afectados por la crisis del coronavirus que le merma posibilidades por su falta de liderazgo y errores en el enfrentamiento.
A sus 73 años, será, si gana en noviembre, el ejecutivo de más edad que se erija como timonel de la mayor potencia del mundo. Expresentador de programas de telerrealidad y promotor inmobiliario, nunca se postuló para un cargo político hasta su campaña presidencial de 2016.
Muchos asesores y aliados aseguran que Trump no debe enfrentarse a un oponente político, sino al virus, y su reelección en noviembre depende de convencer a los votantes de que la respuesta de su gobierno «salvó vidas», según reseña el diario The New York Times.
Es Trump famoso por decir falsedades y hacer afirmaciones que incluso retan las investigaciones científicas, entre ellas las referidas al cambio climático. Un seguimiento del diario The Washington Post situó sus mentiras en más de 15 mil durante su gobierno.
Uno de los puntos más problemáticos es su negativa a dar a conocer declaraciones de impuestos, algo en lo que ayudó el Departamento de Justicia al bloquear una orden que exige la liberación de ocho años de sus declaraciones de impuestos personales y corporativas.
Nunca antes un gobernante estadounidense enfrentó tantos reclamos ni ataques por su forma de gobernar, manipulación del poder y las leyes. «Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y dispararle a alguien, y no perdería ningún votante, dijo recientemente como una muestra de que se cree intocable.
En la otra esquina, en el «ring de Cleveland» estará el demócrata Joe Biden, exvicepresidente de Barack Obama, quien a sus 77 años sería el presidente de más edad que elegirían los estadounidenses y apuesta por ser una figura que una al país en momentos de su peor crisis en la historia.
Biden, quien se desempeñó en la vida pública durante alrededor de medio siglo, enfatiza su experiencia en el gobierno y busca presentarse como una mano firme y experimentada en un mundo peligroso e incierto.
A medida que la crisis del coronavirus avanza, busca maneras de que los votantes lo vean como el líder, al ofrecer recomendaciones basadas en consejos de expertos en economía y salud pública, indican valoraciones del Times.
Diversos análisis aseguran que el primer debate será crucial para ambos contrincantes y recuerdan que Trump es uno de los grandes maestros en golpear a sus oponentes, sin importar la ética y recurrir a ofensas personales.
Paul Goldman, expresidente del Partido Demócrata de Virginia y Mark J. Rozell, decano de la Escuela de Política y Gobierno Schar de la Universidad «George Mason», estimaron en un análisis publicado en The Hill que el republicano saldrá mal parado si sale del primer debate sin haber dado a Biden una paliza suficiente para moverlo a un empate en las encuestas después del encuentro o mejor.
Ningún titular que estuvo a la zaga en las encuestas realizadas después de un primer debate logró ganar.
Según Goldman y Rozell, si el patrón se mantiene, entonces sin una actuación en Cleveland lo suficientemente fuerte como para reajustar las encuestas, Trump se enfrenta a la derrota, a menos que se beneficie del tipo de sorpresa de octubre que nunca ocurrió en la historia de la campaña presidencial.
Sin embargo, precisan, en la contienda Trump contra Hillary Clinton, las encuestas nacionales predijeron correctamente que el candidato demócrata ganaría el voto popular, pero las encuestas estatales no detectaron las inesperadas victorias de Trump en los estados decisivos del colegio electoral.
Concluyen los expertos que si el consenso de las encuestas muestra que Trump pierde por cuatro puntos porcentuales o más después del primer debate, entonces no hay precedente de que gane la reelección.
Si las encuestas muestran que Biden gana el primer debate por un margen definitivo entre los votantes independientes y los republicanos de tendencia blanda de Trump, el mandatario se arriesga a perder peor que cualquier titular republicano que se enfrentó a una contienda desde Herbert Hoover en 1932.
Al llegar a Cleveland hay que tener en cuenta algunos factores que estarán presentes hasta noviembre.
Por ejemplo, a la mayoría de la gente no le gusta Trump -sólo al 31 por ciento le agrada personalmente, y a grandes segmentos del electorado no les atrae su manera y estilo, mientras más votantes arropan a Biden. Así que si el carácter y la simpatía son factores claves, Biden ganará abrumadoramente.
Si el factor determinante es la economía, entonces el republicano tiene una clara ventaja, pues incluso en las encuestas en las que pierde por siete a 10 puntos, gana en este renglón por cinco o más puntos.
Esto significa que un buen número de votantes que actualmente seleccionan a Biden, piensan que Trump haría un mejor trabajo en la economía.
Sin embargo, la economía no es ahora su tema central sino, por el contrario, sólo uno de los muchos asuntos que en su campaña aborda a diario, centrándose más en la ley y el orden últimamente.
Bajo las luces de los reflectores en Cleveland, el tema del virus de la Covid-19 debe destacar y Biden podría culpar a Trump por la propagación de la enfermedad y sobre todo llevar a los electores que la pobre actuación del republicano es probablemente el tema decisivo en esta campaña.
Los resultados de recientes encuestas sostienen, además, que Biden es abrumadoramente visto como la persona que unirá al país, por un margen de más de 20 puntos, y según los registros históricos los votantes eligieron en la mayoría de los casos a un unificador en lugar de un divisor como Trump.
Algunos expertos advierten que hay que observar con atención lo que pasa con las cifras del virus, con los números económicos, y si la violencia en las ciudades disminuyó.
En este período de la campaña, es probable que esos tres hechos y la forma en la cual están evolucionando sean mucho más importante que cualquier cosa que diga o haga cualquiera de los candidatos, al menos hasta las declaraciones iniciales del 29 de septiembre, afirma Mark Penn, presidente de la encuestadora Harris Poll.
Lo que pasará ese día está por verse pero ambos contendientes deben atacarse con saña. Si Biden se pone a la defensiva y permite los ataques de Trump, los demócratas podrían esperar otros cuatro años para volver a la Casa Blanca.