Washington, 8 nov (Prensa Latina) El impulso del presidente Donald Trump para que la Corte Suprema de Estados Unidos garantice su reelección enfrenta hoy serios obstáculos, tanto legales como prácticos, aseguran analistas.
«Queremos que cesen todas las votaciones. No queremos que encuentren boletas a las cuatro de la mañana y las agreguen a la lista, ¿de acuerdo? Ganaremos esto y, en lo que a mí respecta, ya lo hemos ganado», declaró Trump la madrugada del miércoles durante un discurso a los partidarios en la Casa Blanca.
En un primer momento, los expertos legales de ambos partidos dijeron que estaban algo desconcertados por los comentarios del mandatario sobre pedir al tribunal superior que detuviera el escrutinio.
Incluso las declaraciones eran confusas por el hecho de que en muchos estados los conteos continuarían durante varios días después de las elecciones, como ocurrió finalmente.
«Hay mecanismos legales, pero se necesitan algunas pruebas y algunos hechos, así como argumentos sólidos desde el punto de vista de la ley», indicó el investigador Jan Baran.
«No quisiera especular sobre cómo fallaría la Corte, pero el argumento de que los votantes se basaron en las reglas vigentes el día de las elecciones y antes, y por consiguiente debían contar votos, es muy fuerte», comentó Dan Tokaji, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin.
En el 2000, la Corte Suprema resolvió de forma definitiva una apretada elección a favor de George W. Bush en una decisión de 5-4 que dividió a los liberales y conservadores del tribunal.
Hoy en día, la instancia tiene seis jueces conservadores, tres de ellos nominados por el presidente.
Pero los comicios de este año parecen desarrollarse de manera muy distinta a los de hace dos décadas, cuando los votos electorales en Florida le otorgaron a George W. Bush la victoria.
Trump insinuó una estrategia que se centraría en varios estados en donde los márgenes de victoria aparentemente fueron reducidos.
Sin embargo, para revertir el resultado electoral, tendría que persuadir a los tribunales, incluyendo tal vez a la Corte Suprema, para dejar de lado los votos en al menos dos estados.
Por su parte, es posible que el magistrado presidente John Roberts no quiera que él y sus colegas sean los responsables de definir esta elección.
Roberts a menudo intentó distanciar al tribunal de las distintas ramas políticas del Gobierno y de las políticas que cree podrían perjudicar la reputación de la corte.
Tampoco está claro cuáles son los problemas legales que podrían llevar a los jueces a intervenir.
Trump lanzó reiteradas acusaciones infundadas de fraude electoral.
Su abogado Rudy Giuliani hizo señalamientos de que a los observadores electorales ※que supervisan el conteo de votos※ no se les permitió acercarse lo suficiente para dar fe del cómputo de sufragios.
Actualmente hay un caso electoral en la Corte Suprema e involucra una apelación presentada por los republicanos para excluir las boletas que llegaron después de la jornada electoral en Pensilvania.
Pero si se terminan por contabilizar o no dichas papeletas parece ser irrelevante.
Las boletas recibidas después de las ocho de la noche del día de las elecciones del martes fueron apenas un pequeño fragmento de la votación total.
En toda Pensilvania, los condados reportaron haber recibido menos de ocho mil boletas por correo tardías, aunque algunas demarcaciones seguían evaluando cuántas tenían.