La transmisión por gotas, al hablar, toser o estornudar, aerosoles y el contacto por transmisión de persona a persona, a una distancia menor a un metro, son tres mecanismos del contagio del virus de SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19.
La limpieza de superficies visiblemente sucias y luego su desinfección con productos idóneos es una de las estrategias de prevención y control para la transmisión del coronavirus en entornos comunitarios.
Desinfectar significa usar productos químicos, para eliminar a los agentes infecciosos de superficies. Es importante señalar que ésta debe realizarse siempre que sea posible con las puertas y ventanas abiertas, para garantizar una ventilación adecuada.
La mayoría de los desinfectantes comunes de uso doméstico son eficaces para las tareas de desinfección, como el hipoclorito de sodio, aunque deberán de seguir las instrucciones del fabricante de cada uno de los productos de limpieza que utilice, siguiendo las recomendaciones de concentración, forma de aplicación y tiempo de contacto.
La Organización Panamericana de la Salud recomienda que la población evite consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas y que toda la comercialización de dichos productos con fines terapéuticos se informe a las autoridades.
El organismo, no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral (intravenosa, intraarterial, intramuscular y subcutánea) en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos a la salud.
El dióxido de cloro, es un gas utilizado como blanqueador en plantas de tratamiento de agua y fábricas de papel, y el hipoclorito de sodio, un desinfectante comercializado como lejía o lavandina doméstica, podrían ser tóxicos si se ingieren y pueden causar efectos adversos.
Los ministerios de Salud y autoridades reguladoras de al menos nueve países de las Américas, incluyendo la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), junto con redes de centros de control de intoxicaciones y la Red Argentina de Centros de Información de Medicamentos (RACIM), han emitido alertas sobre los peligros para la salud del consumo de dióxido de cloro o clorito de sodio y han advertido sobre la comercialización de productos “milagrosos” no probados para prevenir o tratar la COVID-19.
También se llegan a dar intoxicaciones por la mezcla de productos de limpieza en las casas y es que utilizando una mayor concentración de desinfectantes no se logra mayor desinfección. El gel desinfectante es uno de los grandes aliados para mantener las manos limpias y protegerse del coronavirus. A menos que tenga metanol. La sustancia química, llamada también alcohol metílico o “alcohol de madera” puede ser sumamente tóxica cuando se absorbe a través de la piel o si llega a ingerirse por vía oral.
La Organización Mundial de la Salud recomienda el lavado frecuente de manos con agua y jabón para evitar la propagación del SARS-CoV-2, causante del covid-19.
Una alternativa es el gel desinfectante a base de alcohol, pero éste debe contener “por lo menos 60% de alcohol”, dicen los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU.
Muchos estudios han encontrado que los desinfectantes con una concentración de alcohol de un 60% a 95% son más eficaces para eliminar microbios que aquellos con una concentración de alcohol más baja, o que los desinfectantes de manos que no son a base de alcohol”, indican.
En ningún caso el alcohol etílico (etanol) puede ser sustituido por metanol, un compuesto usado para múltiples propósitos en la industria química, desde disolventes o anticongelantes hasta su uso como combustible.
Cabe mencionar, que la exposición sustancial al metanol puede provocar náuseas, vómitos, dolor de cabeza, visión borrosa, ceguera permanente, convulsiones, coma, daños permanentes en el sistema nervioso o la muerte.
Algo positivo de la pandemia, es que debido al confinamiento, en las ciudades se respira aire más limpio, al disminuir la contaminación, aunque el uso de productos desinfectantes en los hogares empobrece la calidad del aire interior, debido a que la mayoría de estos productos libera compuestos tóxicos que dañan la salud.