Washington, 16 mar (Prensa Latina) Los océanos comenzarán a emitir a mediados del próximo siglo gases clorofluorocarbonos (CFC) que agotan la capa de ozono, advierte un estudio publicado hoy en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
De acuerdo con la investigación, realizada por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), los mares revertirán su papel como sumidero de la potente sustancia química y comenzarán a desprender más CFC del que absorben.
Los investigadores descubrieron que los flujos oceánicos de al menos un tipo de CFC, conocido como CFC-11 y usado comúnmente para fabricar refrigerantes y espumas aislantes, afecta las concentraciones atmosféricas.
«Para el 2075, emitirán más CFC-11 a la atmósfera de lo que absorben, con cantidades detectables en el 2130. Además, con el aumento del cambio climático, esos procesos ocurrirán 10 años antes de lo previsto», puntualizaron los expertos.
Conocido también como triclorofluorometano o freón-11, este líquido incoloro, ligeramente etéreo y de olor dulce que hierve a temperatura ambiente, genera una reacción en cadena, la cual destruye el ozono, encargada de proteger a la Tierra de la dañina radiación ultravioleta.
En 2010, la producción y el uso de dicho elemento está prohibida en todo el mundo, bajo el Protocolo de Montreal, tratado global cuyo objetivo es restaurar y proteger la capa de ozono.
Desde entonces, los niveles de CFC-11 en la atmósfera disminuyeron constantemente y se estiman que el océano absorbió entre el cinco y el 10 por ciento de todas las emisiones.
Sin embargo, a medida que las concentraciones continúan cayendo, los especialistas predicen que se sobresaturará en el océano, empujándolo a convertirse en una fuente de este producto.
Refieren que en 2145, el océano enviará CFC-11 en cantidades detectables por los estándares de monitoreo actuales.
«El cambio climático acelerará esas transformaciones; además, en el futuro la temperatura aumentará aproximadamente cinco grados Celsius, y para 2100 hará que el océano se convierta en una fuente en 10 años de ese líquido», afirmaron los analistas.
Las simulaciones hechas por el MIT muestran que el cambio del océano ocurrirá un poco más rápido en el hemisferio norte del planeta, donde los patrones de circulación a gran escala disminuirán, dejando más gases en los lugares poco profundos.