Madrid, 9 feb (Prensa Latina) El abrazo con la gloria al máximo nivel le llegó al tenista español Rafael Nadal tal vez en el momento más inesperado, pero hoy parece haber encontrado la madurez en todos los sentidos.
No ha dejado de ser mediático desde que se convirtió en el primer jugador de la historia en ganar 21 Grand Slams, después de una remontada épica en Melbourne contra el ruso Daniil Medvedev, al que se impuso en cinco peleados sets.
Es importante aprender a convivir con la imperfección (…), distanciado de la idea de convertirse en un robot o de renunciar a algo de arte y de fantasía, y de metabolizar el éxito y el fracaso de una manera similar, señaló.
Algunas de las reflexiones del astro mallorquín expresadas durante un coloquito auspiciado por Cantabria Labs en la «Rafa Nadal Academy by Movistar», uno de los proyectos que impulsa junto con su academia de tenis.
«Mucha gente se toma los fracasos a la torera, los toleran mal. Cuando uno se esfuerza para conseguir un objetivo, para mí nunca será un fracaso, será un objetivo no cumplido», remarcó el hombre que ha jugado los dos partidos más largos del abierto de Melbourne, contra el serbio Novak Djokovic, de casi seis horas, y el reciente ante Medvedev, cinco horas y 24 minutos.
«Es importante tener la humildad interna real, no la falsa humildad, para aceptar que las cosas no siempre van bien (…) no todos los días de tu vida vas a dar tu máximo; hay días que tu cuerpo te permite dar el 100 por ciento y hay otros en los que te permite dar el 80; los días que te permite dar el 60, tienes que dar el 60, no el 20 por ciento», argumentó.
Elevado hasta el pedestal de los elegidos en España, con una popularidad casi unánime, su entrenador, el extenista Carlos Moyá se mostró exultante con la pasión y entrega de Nadal y admitió que no se atreve a ponerle límites.
Está en una competencia en un trío de lujo en la historia de nuestro deporte, además de Djokovic, el suizo Roger Federer; aunque también vale decir que es capaz de no titubear ante los talentos del futuro como Medvedev o el alemán Zverev, analizó Moyá.
Por las dudas, Nadal fue enfático al reiterar que disfruta de lo que hace, lleno de convicción: «No he sido una persona obsesiva en el cuidado general, pero sí he sido muy constante en la intensidad en el trabajo. Normalmente me esfuerzo al máximo y con una actitud que me ha llevado a donde me ha llevado (…)».
En el horizonte a mediano plazo, París comienza a dibujarse, nada menos que con el Roland Garros, su ambiente favorito en tierra batida y un certamen que se le da bien. Si quedara alguna duda, 13 títulos se antojan muchos y el 14 pudiera estar cerca en mayo próximo.