Toluca, Estado de México, 14 de febrero de 2022.-
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Medicine señala que las personas que padecieron Covid-19, inclusive aquellas que tuvieron síntomas leves y no fueron hospitalizadas, presentaron mayor riesgo de tener problemas cardiacos; los problemas cardiovasculares están presentes, inclusive, después de un año de haber contraído la enfermedad.
Además, los efectos del SARS-CoV-2 en el corazón no únicamente se manifestaron entre personas mayores de 65 años, sino también entre quienes son menores a dicha edad.
Más de 150 mil personas infectadas por Covid-19 pertenecientes al Departamento de Asuntos de Veteranos de Guerra de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (United States Departement of Veteran Affairs) participaron en el estudio -que seguramente generará mucha controversia entre la comunidad científica, por sus implicaciones-.
Los investigadores compararon a estas 150 mil personas infectadas con otros dos grupos de personas que no lo estaban. Uno de estos grupos de no infectados lo conformaban cinco millones de personas que usaron el sistema médico del Departamento de Veteranos (durante la pandemia) y un grupo más (también conformado por cinco millones de personas) que utilizó dicho sistema médico, pero en 2017, antes de que el SARS-CoV-2 circulara.
Los resultados mostraron que las personas recuperadas de Covid-19 registraron aumentos marcados en veinte problemas cardiacos durante el año posterior a la infección.
Entre estos problemas cardiacos, resalta la posibilidad de tener un derrame cerebral en un 52% de los casos. Además, el riesgo de insuficiencia cardiaca aumentó en un 72%. Y, por supuesto, la hospitalización incrementó la probabilidad de futuras complicaciones cardiovasculares.
Pero lo que más llamó la atención de los investigadores es que inclusive las personas que evitaron la hospitalización y que padecieron Covid en su forma más moderada, tenían también un mayor riesgo de padecer muchas afecciones relacionadas con el corazón.
Al respecto, en una entrevista concedida a la revista Nature, Hossein Ardehali, cardiólogo de la Universidad Northwestern de Chicago, Illinois (y quien no participó en el estudio), mencionó que se encontraba “verdaderamente sorprendido por estos hallazgos de que las complicaciones cardiovasculares de Covid-19 puedan durar tanto”. Por lo que urgió a la población a vacunarse lo más pronto posible.
Sobre cómo responderá a largo plazo el organismo de aquellas personas que ya se han contagiado por el nuevo coronavirus, las dudas entre los miembros de la comunidad de científica aún prevalecen.
Por ejemplo, ayer sábado doce de febrero, el periódico The New York Times publicó un extenso reportaje que recoge los testimonios de varias personas respecto a sus vivencias con los efectos secundarios de la Covid-19 a más de un año de haberse contagiado.
A este Covid persistente suele llamársele “Covid Largo” o “Long Covid” y, según la página de la Clínica Mayo de Rochester, “el virus puede dañar los pulmones, el corazón, y el cerebro, lo que aumenta el riesgo de problemas de salud a largo plazo”.
Los efectos dañinos de la Covid que van más allá del sistema cardio-respiratorio, ya se han hecho patentes a través de decenas de estudios científicos, pero lo que no queda muy claro del todo es: ¿A qué se refieren los investigadores, en concreto, con el término a largo plazo? ¿Puede durar este Covid persistente no solamente meses, como se ha dicho, sino inclusive años? ¿En dónde puede ponérsele un punto final en el tiempo a los efectos de la Covid Larga?
Sobre los efectos de la Covid-19 a largo plazo, habría que destacar un estudio publicado el mes pasado en la National Library of Medicine de Estados Unidos, el cual da cuenta de que aquellos pacientes que se habían recuperado de Covid-19 exhibieron una capacidad de hacer ejercicio marcadamente reducida en comparación con los participantes del grupo de control que no padecían Covid.
Además, los pacientes que se habían recuperado de Covid mostraron una mayor ineficiencia ventilatoria, es decir, tenían problemas para respirar, se cansaban y sofocaban demasiado, después de hacer ejercicio intenso.
Luego de observar esto, los participantes fueron sometidos a tomografías de tórax. Y, para sorpresa de los investigadores, ninguna de las personas estudiadas tenía problemas con la función pulmonar o cardiaca, por lo que la posibilidad de la existencia de una lesión en alguno de estos órganos resultaba muy improbable.
En cambio, lo que sí notaron es que en aquellos pacientes que padecían “Covid Largo” y que hicieron ejercicio intenso en una bicicleta estacionaria, algunas venas y arterias no funcionaban correctamente, lo que producía que el oxígeno no llegara de manera eficiente a sus músculos. Esto se tradujo, evidentemente, en un menor rendimiento físico.
Lo que este estudio demuestra, y a reserva de que se realicen investigaciones más profundas, es que la enfermedad por SARS-CoV-2 tiene importantes efectos adversos en la función del sistema circulatorio, sobre todo en lo que respecta a ciertos casos de Covid persistente o Covid de larga duración.
Es indudable que el panorama resulta complejo para quienes padecen Covid persistente, pero afortunadamente la ciencia está presente para buscar estrategias para solucionar un problema que ya afecta a millones de personas.
Al respecto, según la Organización Mundial de la Salud, de los 237 millones de personas alrededor del mundo que padecieron Covid-19 hasta octubre de 2021, alrededor de 100 millones tuvieron Covid Larga.
con información de amx noticias