París, 6 sep (Prensa Latina) El Paris Saint-Germain (PSG) arrancará hoy en casa y bien armado ante una diezmada Juventus su camino en la Liga de Campeones, un partido en el que es favorito, pese a tener la historia en contra.
El puntapié inicial en el Parque de los Príncipes de esta capital será a las 21:00, hora local, con el tridente de lujo anfitrión Kylian Mbappé-Lionel Messi-Neymar centrado en canalizar en la cancha las ambiciones de un club que solo ganando por primera vez la Champions quedará bien con sus seguidores.
La copa «Orejona» de la UEFA ha sido esquiva para los rojiazules, pero su cara plantilla, la convocatoria completa y un comienzo casi perfecto en Francia, con seis goleadas en siete juegos, cinco en la Ligue1 y una en la Supercopa, ilusionan en la Ciudad de la Luz y más allá, aunque en el fútbol, como en cualquier deporte, el terreno dirá la última palabra.
Bien diferente es la situación de la otrora poderosa Juventus, séptima en la Serie A, y con notables ausencias para esta noche, entre ellas las del exPSG Ángel Di María, el estelar volante Paul Pogba, el arquero Wojciech Szczesny y el extremo Federico Chiesa.
La Vecchia Signora no parece en condiciones de repetir sus lauros en Europa, donde tiene en sus vitrinas dos coronas de Champions y nueve finales jugadas, sin embargo, la garra y el peso de la historia están de su lado, ya que el PSG nunca ha podido vencerla en nueve desafíos, siete victorias y dos empates.
En la Liga de Campeones nunca se han enfrentado rojiazules y blanquinegros, que comparten un grupo H aparentemente no tan complicado con el Benfica portugués y el Maccaba Haifa israelí, rivales también esta noche y a la misma hora en el Estádio da Luz de Lisboa.
Más experimentado en el banquillo, el entrenador de la Juventus, Massimiliano Allegri, trató ayer frente a la prensa de quitarles presión a sus jugadores, afirmando que el partido a ganar será en casa ante el Benfica
El director técnico de los parisinos, Christophe Galtier, pareció listo ante la astuta postura, al esgrimir: «Le dejo sus palabras, sin duda dichas con la malicia de un entrenador italiano, que respeto mucho».