Washington, 16 nov (Prensa Latina) Desde que abandonó la Casa Blanca sin despedirse en enero de 2021, Donald Trump dijo que volvería a discutir la silla presidencial de Estados Unidos.
El esperado anuncio este martes de su candidatura a la nominación presidencial republicana en 2024 en un acto con pompa mediática en su residencia en Mar-a-Lago, Florida, cerró un ciclo de meses de insinuaciones y coqueteos con una posibilidad que muchos ya consideraban aquí como una verdad a voces.
Trump nunca aceptó su derrota, dicen algunos analistas al recordar que trata de emular al demócrata Grover Cleveland (1885-1889, 1893-1897), el único expresidente en la historia del país que ganó una elección después de dejar el Despacho Oval.
Enfrentado a los cuestionamientos sobre su influencia en el Partido Republicano (GOP) tras el mediocre desempeño de los candidatos que apoyó para los recientes comicios de mitad de mandato, el magnate presumió de ser el gobernante que necesita el país.
«Para hacer que América sea grande y gloriosa de nuevo, esta noche anuncio mi candidatura a la presidencia de Estados Unidos», informó Trump en Mar-a-Lago, su finca privada y club en Palm Beach, Florida, justo una semana después de las elecciones intermedias.
El exgobernante, de 76 años, defendió en su discurso los resultados del GOP al afirmar que habían «tomado el control del Congreso» y «despedido» a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata de California), algo que, claro, a nadie más que a él le favorece.
El presidente número 45 (2017-2021) cerró este 15 de noviembre con meses de especulaciones e insinuaciones respeto a una candidatura de regreso tras perder la reelección frente al actual jefe de la mansión ejecutiva, el demócrata Joe Biden, en las elecciones de noviembre de 2020.
Desde entonces, Trump ha seguido aferrándose a su falsa afirmación de que el fraude electoral generalizado y las irregularidades sistémicas le robaron un segundo mandato, acusaciones que algunos en el partido dicen que les costaron carreras cruciales en la contienda del 8 de noviembre.
El Trump de ahora se encuentra en una posición muy diferente a la que tenía cuando lanzó su primera candidatura exitosa en 2015, cuando lo vieron como el empresario y la estrella de la telerrealidad que se ganó a los votantes republicanos con sus rimbombantes y polémicas promesas de «construir el muro» en la frontera sur de Estados Unidos y «drenar el pantano» en Washington.
Para no pocos estadounidenses, este Trump es un paria político que trató de dejar de lado el traspaso pacífico de poder entre administraciones presidenciales para preservar su reputación de ganador en todas las facetas de la vida, señaló el diario The Hill.
Sus esfuerzos por voltear su derrota en 2020 lo pusieron en el centro de una investigación del Congreso y lo aislaron de las mayores plataformas de medios sociales, incluido Twitter, el sitio que en su día lo catapultó.
También lo colocaron en el vórtice de una compleja red de amenazas legales, que van desde las pesquisas sobre sus negocios hasta las indagaciones sobre su papel en el ataque de cientos de simpatizantes al Capitolio federal, el 6 de enero de 2021.
El 8 de agosto, agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) allanaron Mar-a-Lago como parte de una indagación, sin precedentes, relacionada con documentos clasificados que Trump se llevó de la Casa Blanca y este es un caso con cola todavía.
Republicanos como el gobernador saliente Asa Hutchinson, de Arkansas, rechazaron la idea de un Trump en la boleta electoral dentro de dos años porque su mensaje autocomplaciente que promueve la ira no ha cambiado. «No funcionó en 2022 y no funcionará en 2024», subrayó.
El magnate neoyorquino intentará regresar al poder luego de perder tanto el voto popular como el Colegio Electoral frente a Biden en 2020.
Igualmente obtuvo menos votos populares en comparación con Hillary Clinton en 2016, aunque se impuso en el Colegio Electoral.
Otro gobernador republicano saliente, Larry Hogan, de Maryland, opinó que «redoblar la apuesta por perder no es solo una tontería. Es un regalo para los demócratas».
«Es hora de pasar la página», expresó, pero Trump quiere la revancha, solo que la decisión de Biden de aceptar el reto se sabrá a inicios de 2023.