Lima, 8 dic (Prensa Latina) Las protestas registradas en varias ciudades peruanas y las trifulcas entre defensores y opositores al destituido Pedro Castillo, mostraron hoy las dificultades del llamado de la nueva presidenta, Dina Boluarte, al diálogo y la unidad.
La primera mujer en ocupar la jefatura del Estado en Perú hizo la invocación en un discurso concertador, tras jurar el cargo en el hemiciclo del Congreso de la República, mientras simpatizantes y detractores de Castillo intercambiaban gritos hostiles y escaramuzas a golpes.
En esa coyuntura los simpatizantes de Castillo, más numerosos, rechazaban la destitución del exmandatario, al tiempo que los contrarios celebraban su defenestración, buscada desde antes del inicio de su gobierno por la extrema derecha que dirige el Congreso.
Hubo además manifestaciones contra Boluarte en ciudades como Arequipa, la segunda del país, las norteñas de Trujillo y Chiclayo y las centro-andinas de Huancavelica y Huancayo.
Los descontentos alegaban que es injusto que haya sido despojado de la presidencia quien fue elegido por la mayoría y cuestionaban que el impopular Parlamento siguiera en pie y triunfante tras la caída del presidente, gracias a lo que muchos consideran producto de un mal cálculo de Castillo al anunciar la disolución del Congreso.
También hubo enfrentamientos violentos frente a la sede regional en Lima de la Policía Nacional, donde está detenido Castillo, entre quienes apoyan al defenestrado, más numerosos, y un pequeño grupo que celebraba la derrota del expresidente.
En las protestas del interior, los participantes rechazaron a Boluarte por considerarla «traidora» debido a que renunció, poco después de ser elegida, al Partido Perú Libre, del que fue candidato vencedor Castillo, y recientemente rechazó el cargo de ministra de la Mujer.
Y cuando el entonces presidente, hace solo 12 días, reestructuró su gabinete ministerial, Dina Boluarte se abstuvo de continuar como ministra de Desarrollo e Inclusión Social, y previamente se abstuvo de sumarse a un emplazamiento del Ejecutivo al Congreso bajo control de fuerzas de derecha.
Tales actitudes la hicieron aceptable para esas fuerzas para suceder a Castillo, por lo cual modificaron el plan que tenían de destituirla también a ella, aprovechando una infracción administrativa menor, cargo que fue archivado hace solo dos días.
Nacida en el pequeño pueblo de Chalhuanca en la región andina de Apurímac, Dina Boluarte habla quechua y es abogada de profesión y antes de ser vicepresidenta era funcionaria del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil.