Washington, 23 jul (Prensa Latina) Una acusación contra el expresidente Donald Trump tendrá que ver hoy con mucho más que la insurrección del 6 de enero de 2021, que derivó en el asalto al Capitolio de Estados Unidos.
Palabras más o menos es la interpertación de la exsecretaria de Prensa de la Casa Blanca Jen Psaki al considerar que por horrible que fuera ese día, este caso va más allá del papel de Trump en el fomento de una revuelta.
La exfuncionaria del gobierno de Joe Biden advirtió que el exmandatario republicano (2017-2021) «se involucró en un esfuerzo extendido y sistemático para robar las elecciones de 2020».
Hemos oído y visto pruebas de que estos esfuerzos incluyeron defraudar al público estadounidense, subvertir las instituciones democráticas y coordinar una campaña de presión a nivel local, estatal y federal para anular la voluntad del pueblo, subrayó Psaki.
Mucha gente en los medios de comunicación se ha referido a la «investigación del 6 de enero» de Jack Smith, pero está claro que la probable acusación inminente contra Donald Trump tiene que ver con mucho más que el intento de insurrección de ese día, apuntó la la víspera.
Psaki, que tras abandonar la administración Biden se unió a la MSNBC, indicó que si bien el momento de la acusación depende del abogado especial Smith, «hay una cosa que todos podemos hacer mientras esperamos: dejar de llamarlo ‘la investigación del 6 de enero’.»
Trump y quienes le apoyan intentaron «cooptar al Departamento de Justicia con fines políticos», añadió.
Presentaron listas de electores falsas, reclutando y dirigiendo a partidarios de Trump para que adulteraran papeles e información, recordó al asegurar que «crearon una campaña de recaudación de fondos masiva y presuntamente fraudulenta para solicitar donaciones basadas en una mentira.»
Después de todo eso es cuando Trump permitió que la mafia tomara el Capitolio, apuntó y finalmente -agregó-, muchos de ellos, incluido el propio gobernante entonces, «se quedaron de brazos cruzados mientras una turba profanaba el Capitolio y amenazaba con ahorcar al vicepresidente de Estados Unidos».
Para Psaki el ataque al Capitolio, en esta capital, hace poco más de dos años «fue uno de los momentos más oscuros en la historia de nuestra nación, pero los esfuerzos de Trump para robar las elecciones de 2020 fueron mucho más expansivos».
Mientras reflexionamos sobre cómo evitar que la historia se repita, tenemos que hablar de la totalidad de sus acciones, concluyó.
Pero el presidente 45 de Estados Unidos parece que no escapará del banquillo en 2024, porque ya se anunció que será juzgado por llevarse cientos de documentos clasificados de la Casa Blanca cuando abandonó el cargo enero de 2021.
El proceso tendrá lugar en plena campaña electroal de un Trump candidato a la nominación del Partido Republicano y que, hasta ahora, pese a todos sus enredos aparece en la delantera en las encuestas entre otros aspirantes de su formación. El domingo pasado fue notificado en una carta del «loco de Smith», como se refirió Trump al fiscal especial, de que es objetivo dentro de una investigación separada del Departamento de Justicia sobre sus esfuerzos para revertir las elecciones presidenciales que perdió frente a Biden.
También los fiscales en Georgia podrían anunciar tan pronto como en agosto su decisión acerca de los cargos contra el excomandante en jefe en una pesquisa relacionada con los intentos suyos y de aliados por cambiar el resultado del voto en ese estado en 2020.
Nunca antes un expresidente se había enfrentado a un conjunto de investigaciones federales, estatales y del Congreso tan amplio como Trump.
Quizá son las consecuencias de una carrera empresarial y, al final, política que ha vivido al límite o tal vez por encima de cualquier límite, señaló en su momento el periódico The New York Times.