Derecha mexicana pierde fuelle y Trump y VOX quieren ganar terreno

Ciudad de México, 7 ago (Prensa Latina) La derecha mexicana pierde fuelle en su intento de agrupar a todas las tendencias que la componen en el Frente Amplio, y no lo ha logrado pues Movimiento Ciudadano se niega a integrarlo.
Otro problema le ha surgido al Partido Acción Nacional (PAN) con la denominada nueva derecha, que encabeza el autoproclamado líder ultraconservador, el actor y productor de cine Eduardo Verástegui, candidato de Donald Trump y del Partido Republicano, de Estados Unidos; y VOX, de España.
Aunque parezca contradictorio, el PAN se quita un peso de encima con el alejamiento de Verástegui por su abierta ideología de lo más primitivo del conservadurismo propio de la época de la inquisición.
Fundador del Movimiento Viva México en 2019, ya proclamó que irá de candidato a presidente en los comicios del 2 de junio del año que viene, al tiempo que repudió al Frente Amplio del PAN, al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD), por ser «más centrista que derechista» y llevar de aspirante a Xóchitl Gálvez, quien no encajar en su proyecto.
El PAN ha tratado de apartarse de todo lo que lo identifique con VOX, sobre todo después de una reunión realizada en noviembre del año pasado en Ciudad de México, convocada por la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC en inglés), una asociación conservadora de Estados Unidos con sede central en National Harbor, Maryland, regida por el Partido Republicano.
En esa reunión en México participaron notables exponentes de la ultraderecha y el supremacismo como Steve Bannon, exasesor presidencial de Trump a quien también representó; Santiago Abascal, líder de Vox; el senador estadounidense Ted Cruz, Eduardo Bolsonaro, hijo el expresidente brasileño, entre otros muchos muy parecidos.
Trump, quien nombró a Verástegui su asesor de la Iniciativa para la Prosperidad Hispana de la Casa Blanca, en la búsqueda de la reelección, ya le dio su apoyo y lo consideró la mejor opción para México y, según el actor, en esa reunión la CPAC y VOX «santiguaron» su candidatura como representante de la nueva derecha mexicana.
Anunció este fin de semana que tomará como base a su Movimiento Viva México, para evaluar cómo será llevado a las boletas electorales y cumplir así el mandato de la cumbre conservadora.
Verástegui aspira lograr la presidencia de la nación con su oferta programática de defender la familia y la vida desde la gestación, los valores, la identidad religiosa basada en la biblia, rechazar el populismo, el comunismo, el aborto, el feminismo y los derechos LGTB.
Está respaldado por la organización secreta del clero católico de ultraderecha El Yunque, con más de 70 años de actividad extrema clandestina y presunto heredero del movimiento cristeros protagonistas de una terrible y fracasada guerra fratricida de 1926 a 1929 contra los revolucionarios de la época.
El PAN ve con alivio el alejamiento de un ultraconservador en extremo que ya le había causado problemas cuando en 2021 visitó México Santiago Abascal y fue necesario deslindarse púbicamente de VOX, pero al mismo tiempo les preocupa que muchos de sus militantes se hayan corrido hacia Viva México, y lo mismo ocurre con el PRI.
Verástegui y los movimientos de derecha, conservadores y confesionales rechazan la posibilidad de apoyar a Xóchitl Gálvez, y acusan al PAN de traición a los ideales de la democracia-cristiana y la ultraderecha.
El actor subalterno de Trump los calificó de «parásitos del poder que mataron al PAN con una escopeta modelo Xóchitl calibre 666». El expriista Juan Iván Peña Neder, presidente nacional del nuevo partido denominado México Republicano, es uno de los promotores de Verástegui como candidato presidencial.
Luego de un figurado ascenso de Xóchitl Gálvez en las encuestas, un sector del panismo muestra desdén contra la senadora escogida por la cúpula de los tres partidos y la oligarquía financiera y empresarial.
Verástegui está intentando reclutar a la senadora panista Lilly Téllez, una de las adversarias del gobierno de verbo más duro, que criticó la escogencia de Xóchitl y se bajó de la lista de precandidatos por no aceptarlo, y aunque no ha rechazado la propuesta, da evasivas.
La realidad concreta la expresó Peña Nader al admitir que «aún estamos dispersos, pero tenemos un año para juntarnos y ver qué se puede plantear para después del 2025, ya que el 2024 yo lo veo muy complicado, a menos que salga un candidato independiente que sí pueda sacar los temas adelante».