La inspectora federal de la Profepa que estuvo a punto de perder dos dedos de la mano por el ataque de un tigre de bengala permanece internada en un hospital del Issste en Monterrey bajo observación de los médicos que le lograron reconstruir la extremidad.
Ahora lo importante es evitar que se infecte la herida y que pueda recuperar la movilidad en la mano derecha para que sea dada de alta y regresar a la Ciudad de México.
Excélsior dio a conocer el martes pasado, que la joven de 27 años, tiene estudios de Medicina Veterinaria y Zootecnia en la UNAM, sin título profesional. Jimena ingresó a la Subprocuraduría de Recursos Naturales de la Profepa, como su primer empleo, el 1 de abril de 2023, hace apenas cuatro meses, con un sueldo neto de 11 mil 372 pesos mensuales.
La inspectora federal fue mordida por el tigre de bengala cuando metió la mano a su jaula para tratar de leer el chip de identificación, sin que el ejemplar estuviera sedado, por la falta de químicos y equipo de contención.
Los hechos ocurrieron el 3 de agosto cuando cuatro trabajadores de oficinas centrales fueron enviados a la Quinta Santa Rita Exotic Park, en García, Nuevo León, a verificar la legal procedencia y el marcaje de los ejemplares de vida silvestre.
Personal de la Profepa que solicitó el anonimato denunció que estos lamentables hechos ocurrieron debido a la falta de capacitación, equipo y recursos que hay en la institución por los constantes recortes presupuestales y la negligencia de Rodolfo Vilchis, encargado de despacho de la Subprocuraduría de Recursos Naturales y Gerardo Uribe López, director de Inspección de Vida Silvestre de la Profepa.
Al respecto, la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM), exigió «de manera seria, sensible y responsable», la renuncia de Rodolfo Vilchis «por ser el responsable directo de la muerte de trabajadores en plena epidemia de covid-19 y animales, como el caso de los tigres asegurados en Guerrero, que no les dieron de comer, así como de acoso laboral y recientemente de las graves lesiones sufridas por una inspectora de este órgano desconcentrado de la Semarnat».
La inspectora tuvo que ser atendida en una clínica privada por la inmediatez requerida, pero evidentemente para poderla sacar y trasladar a una clínica del Issste era necesario hacer el pago, pero ni ella ni su familia tenían el dinero suficiente, por lo que en la oficina sus compañeros tuvieron que hacer una cooperación.
Ernesto Zazueta, presidente de la AZCARM, cuestionó enérgicamente sobre cuántos animales más tienen que perder la vida y cuántos trabajadores tienen que sufrir lesiones para que el señor Vilchis, quien es ingeniero Agrícola, tenga que salir de la Profepa.