La Habana, 4 sep (Prensa Latina) Mientras muchos piensan que Estados Unidos entierra a poco la economía de Europa, esta mira con asombro la rebelión del Brics y la creciente tendencia a desterrar al dólar como el señor de los mercados financieros.
Así, de acuerdo con el canal de televisión CNBC, dentro del Grupo de los Siete países más industrializados (G-7), se espera una reducción del Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania, la locomotora de la economía europea, un mal síntoma para el viejo continente.
La firma de evaluación estadounidense S and P Global mostró que en agosto el índice de actividad empresarial cayó a un 44,7 por ciento, el mínimo en los últimos tres años.
El propio Fondo Monetario Internacional reconoce que el PIB de Alemania se reduce en menos 0,1 por ciento en el segundo trimestre de 2023, muy por debajo del crecimiento del de China en 6,3, el de Estados Unidos, en 2,4, el de Francia, en 0,9 y el de Reino Unido: apenas 0,4.
Las modestas cifras de los citados países europeos muestran las consecuencias, entre otras, de un sobregasto en la compra de energéticos en dos años en Europa por más de un billón de euros, destaca RIA Novosti.
El aumento de las exigencias de la economía verde para reducir el empleo de carburantes, el efecto bumerán de las sanciones a Rusia, sobre todo, la negativa a comprarle gas y petróleo, y leyes de Estados Unidos para la producción de energía renovable, llevó a la situación actual.
BRICS, LA ALTERNATIVA
Mientras eso ocurre en el Viejo Continente, involucrado por su propio peso casi directamente en el conflicto ucraniano y en la guerra de sanciones contra a Rusia, en Johannesburgo el grupo Brics anunció una noticia incómoda para Occidente: su ampliación con seis nuevos miembros.
Argentina, Etiopía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Irán se unen a Rusia, Brasil, China, la India y Sudáfrica en el grupo que mantendrá sus siglas pese a su extensión en una primera fase, pues son más de 20 los estados dispuestos a formar parte de ese singular bloque.
Expertos consideran que el llamado segundo mundo, el primer se supone que es el de los más desarrollados, protagonizó una rebelión desafiante, en medio de los crecientes propósitos de buscar la comercialización entre sus miembros en moneda nacional, en lugar de emplear el dólar.
De hecho, la tendencia a dejar a un lado la moneda estadounidense se hace viral. Recientemente, Vietnam, Filipinas y Brunéi anunciaron su intención de unirse al sistema de pago con código QR interconectado entre países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
Uno de los puntos de la cumbre del Brics fue, precisamente, la posibilidad de formar su moneda propia, pero en su defecto ya crean condiciones para que su Banco de Desarrollo apoye a otras naciones a lidiar con las dificultades provocadas por el empleo del dólar.
En su momento, el presidente ruso, Vladimir Putin, poco después de anunciar el inicio de una operación bélica en Ucrania y sufrir la primera andanada de más de 15 mil medidas punitivas de Occidente, advirtió que ello conllevaría a una falta de confianza en Estados Unidos.
La guerra de aranceles, devenida luego en acciones contra la economía china, también pareció crear conciencia de las tribulaciones a las que puede ver sometido un país si su economía depende de la moneda verde.
Pero lejos de lograr un aislamiento de China o de Rusia, la cumbre del Brics pareció demostrar que el llamado Sur Global se nucleó en torno a un bloque que tuvo a Moscú y Beijing como uno de sus principales promotores.
Llama la atención que entre los nuevos miembros del Brics hay al menos tres grandes productores de crudo: Arabia Saudita, Emiratos Árabes e Irán, este último con un aumento de sus exportaciones a China.
De acuerdo con el Wall Street Journal, solo entre enero y julio de este año, Irán suministró como promedio al gigante asiático 917 mil barriles diarios, de los 1,5 millones que produce en una jornada.
ÁFRICA, OTRA ÁREA DE INFLUENCIA
La cumbre del Brics en Johannesburgo, con varios jefes de estado de África y dirigentes de organizaciones de ese continente, puso de relieve el lugar que ocupa ese continente en la arena internacional.
El intento de Francia de acudir a la citada cumbre, y la casi coincidencia de golpes de estado en dos de sus antiguas colonias (Níger y Gabón), con marcado carácter antifrancés, parecieron mostrar otro punto de la ruptura de las pretensiones hegemónicas de Occidente.
Por otro lado, Rusia, pese a las presiones de Washington, organizó una cumbre con África, mientras que China suma cada vez más países de esa región, rica en recursos minerales, a su programa Un cinturón, una ruta.
De cualquier forma, existen muchas señales de que el mundo unipolar de Occidente tiene serios problemas, en medio de una clara rebelión del Sur Global, que parece ocupado en buscar soluciones internas, sin depender de quien puede reprimirles por sus actos de soberanía.