Luanda, 28 sep (Prensa Latina) Estados Unidos se enorgullece de estar al lado de todos aquellos que procuran gobiernos libres, abiertos y democráticos en África, dijo el secretario de Defensa estadounidense, Llyod Austin, durante su visita a Angola.
La frase, pronunciada Austin la víspera en un discurso sobre los nuevos ángulos de la política de su país hacia el continente, si bien parece clara sobre las intenciones de Washington, no explica cuáles son los estándares bajo los cuales evalúan la libertad, apertura o democracia.
La gira del funcionario, que incluyó además de Angola a Kenya y Djibouti, tenía el propósito de «reafirmar el compromiso de asociación» de Estados Unidos con África y con la «mejoría de su seguridad».
Era el ángulo que estaba faltando en la ofensiva lanzada por la administración de Joe Biden, tras la reunión con líderes africanos en diciembre del pasado año, y las posteriores visitas del secretario de Estado, Antony Blinken (a Níger y Etiopía), y de la vicepresidenta Kamala Harris (Ghana, Tanzania y Zambia).
Ahora tocó el turno, nada más y nada menos, que al secretario de Defensa, en un momento en el que África se debate entre el resurgir de los golpes de Estado, la amenaza del terrorismo, y los conflictos internos que continúan afectando a las poblaciones civiles.
Austin, quien se presenta como el primer negro en ocupar ese cargo en Estados Unidos, más que como un exgeneral de cuatro estrellas, habló entonces de «El poder de la asociación», y subrayó que mientras «otras potencias consideran a los países africanos como apoderados o incluso peones», la Casa Blanca los ve como socios.
El mensaje: podemos ayudarlos a ser «más seguros, más libres y más justos»; «profundizar las relaciones en materia de defensa, siempre sobre la base de la igualdad y el respeto mutuos»; y «capacitarlos para que encuentren soluciones a escala local, nacional y regional a los peligros que enfrentan».
Sin embargo, la experiencia de años anteriores apunta a que la ayuda nunca ha sido ni tan desinteresada ni tan respetuosa.
Recordemos solamente que cuando en el 2011, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana diseñó una hoja de ruta completa para hacer retroceder el conflicto en Libia, y pretendía enviar una misión con ese propósito, Francia y Estados Unidos comenzaron a bombardear aquel país.
La acción, que mostró un gran desprecio por la institución africana, parece hoy cosa del pasado, pero no debería quedar en el olvido, mucho más cuando tras la guerra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte contra Libia, la región del Sahel quedó envuelta en conflictos que perduran hasta la actualidad, esos mismos que Estados Unidos viene a «enseñar» cómo manejar.
El secretario de Defensa ofreció ayudas a las fuerzas de seguridad de sus países socios, lo cual incluye educación militar profesional, el desarrollo de capacidades, entrenamiento en lucha antiterrorista, logística, y cooperación en materia de seguridad marítima.
Además, manifestó que Washington trabaja para ayudar a sus «amigos de África a crear instituciones más fuertes» y para encontrar «formas creativas de prevenir los conflictos antes de que empiecen».
Incluyó en ese paquete la ciberseguridad, «para ampliar el intercambio de información cibernética con el fin de ayudar a los países africanos a luchar contra el mal digital de la desinformación externa», justo el país con mayores escándalos internacionales por espiar las comunicaciones de otros.
Pero está claro, en un contexto donde África vuelve a estar en la mira de las grandes potencias por sus inmensas riquezas naturales, y donde las carencias materiales y la inseguridad se vuelven vulnerabilidades que pueden compulsar a aceptar la mano extendida sin valorar adecuadamente las consecuencias, Estados Unidos no quiere quedar fuera.
Biden lo dijo, el futuro se escribe ahora mismo en África, y ello motiva a mostrar la mejor cara, hablar de respeto, mientras por otro lado aseguran una mayor influencia en el ámbito de la defensa, en un continente donde cuentan con alrededor de una treintena de instalaciones militares conocidas.
«Los pueblos de África merecen trazar sus propios caminos soberanos», dijo el secretario de Defensa estadounidense, pero la historia recuerda que Washington siempre ha dicho la última palabra sobre cuál es el bando correcto.