Buenos Aires, 29 dic (Prensa Latina) Entidades agrupadas en la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) cerraron hoy durante una hora y presentaron un recurso contra un decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por el presidente Javier Milei.
El cese del servicio tuvo lugar a las 12:00, hora local, y los trabajadores del sector llegaron hasta el Palacio de Justicia, en esta capital, para entregar un amparo contra el DNU 70/2023 que entró en vigor esta jornada y deroga o modifica más de 300 leyes.
En declaraciones a la prensa, la titular del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, Alejandra Gómez, señaló que los cambios introducidos por el decreto permiten la venta libre de medicamentos en quioscos y otros lugares, lo cual atenta contra la labor de los profesionales y la seguridad de los pacientes.
No se trata de algo menor ni para tratar con liviandad. Ya ocurrió en la década de los años 1990, llevó al comercio de productos falsificados y aumentaron los riesgos en hospitales. Cuando no hay un farmacéutico, no hay control ni nadie que se haga responsable, señaló.
La COFA agrupa a 19 colegios, círculos, federaciones y asociaciones provinciales, y brinda atención a través de más de 10 mil farmacias distribuidas en toda Argentina.
En un comunicado, dicha entidad alertó que la venta desregulada de esos productos en la vía pública y cualquier comercio atenta contra el respeto a las condiciones de mantenimiento, almacenamiento, distribución y consumo.
Medicamentos comunes mal utilizados o mal almacenados pueden causar sangrado gástrico, intoxicación o interacciones graves, por ejemplo, indica el texto.
Además, con ello se abre nuevamente la puerta a la circulación de elementos falsos y adulterados, poniendo en serio riesgo la salud de los ciudadanos. Mediante el DNU se permite que cualquier persona sin título habilitante pueda estar a cargo de una farmacia, añade.
La farmacia argentina es un ejemplo de eficacia sanitaria para el mundo y este DNU pretende convertirla en un mero comercio, al servicio de la voracidad económica de unos pocos, y que el medicamento deje de ser un bien social para pasar a ser un objeto de consumo, al que algunos puedan acceder y otros no, concluye.