Lima, 4 mar (Prensa Latina) El primer ministro peruano, Jorge Otárola, tiene los días o solo las horas contadas en el cargo, según trascendidos extraoficiales destados por las versiones de Internet de los medios de prensa, radio y la televisión.
Analistas y locutores de noticieros coinciden en considerar inminente la salida de Otárola, pese a que este se declara inocente y anuncia que adelanta su retorno de Canadá sin ánimo de renuncia y dispuesto a continuar en el cargo.
La certeza de los periodistas se basa en versiones del Palacio de Gobierno, según las cuales, la presidenta Dina Boluarte tomó ya la decisión de prescindir de los servicios del primer ministro considerado por algunos como el poder entre bastidores.
Representantes de los partidos que, sin conflictos con Boluarte controlan el Parlamento, dicen sin ambages que el primer ministro está acabado, por el escándalo de un audio en el que el premier le ofrece empleo a la veinteañera Yaziré Pinedo.
En la grabación propalada anoche por una televisora, Otárola al mismo tiempo requiere los afectos de la joven, a la postre beneficiada con un bien pagado contrato temporal de trabajo en el Ministerio de Defensa, algo que hace unos meses el benefactor había solemnemente negado.
Desde Canadá, de donde podría llegar mañana mismo, el número dos del Gobierno confirmó su regreso a Perú adelantando su vuelta a pedido de la presidenta Boluarte, quien lo espera para que le dé explicaciones sobre el escándalo que genera indignación general salpicada de burlas e ironías.
En un mensaje en la red X, advierte desafiante y sin mencionar la posibilidad de una renuncia, niega haber cometido alguna ilegalidad y anuncia que aclarará el informe mencionado.
«En su momento precisaré de dónde viene esta infamia y qué oscuros intereses persigue. Mi compromiso con el Perú no guarda relación con el cargo que actualmente ocupo, sino con el mandato de mi conciencia y la defensa de la democracia», añadió, anunciando al parecer una controversia de consecuencias imprevisibles.
Entretanto, una moción parlamentaria para interpelar a Otárola fue presentada en la presidencia del Legislativo con el respaldo de las firmas de representantes de diversas bancadas.
El hecho conlleva el mensaje de que el primer ministro ha perdido el respaldo de la mayoría congresal conservadora que más de una vez fue salvado de interpelaciones por la mayoría congresal conservadora.
La interpelación puede derivar en la censura, que obligaría a Otárola a renunciar, en el caso de que, por algún motivo, Boluarte cambie de idea y no le pida su dimisión.