Ginebra, 23 mar (Prensa Latina) La explotación sexual comercial aporta el 73 por ciento de los beneficios ilícitos a cuenta del trabajo forzoso en la economía privada mundial, denunció Naciones Unidas durante la semana que finaliza hoy.
Más de dos tercios de las ganancias provienen de ahí, aunque el referido negocio solo utiliza al 27 por ciento del número total de víctimas, indicó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según el estudio, la explotación sexual resulta mucho más lucrativa que otras formas de expoliación laboral forzada no estatal: 27 mil 252 dólares de beneficios anuales por víctima frente a tres mil 687 dólares, ilustró la comparación.
La segunda actividad con mayores dividendos al año es la industria, con 35 mil millones de dólares, seguida de los servicios (20 mil 800 millones), la agricultura (cinco mil millones) y el trabajo doméstico (dos mil 600 millones), reveló la investigación.
Al decir de la OIT, «estos beneficios ilegales son los salarios que legítimamente pertenecen a los bolsillos de los trabajadores pero que, en cambio, quedan en manos de sus explotadores, como resultado de sus prácticas coercitivas».
En general, el trabajo forzoso en la economía privada genera ganancias por 236 mil millones de dólares al año; es decir, la cifra creció en un 37 por ciento desde 2014, explicó la fuente.
El informe de la OIT «Ganancias y Pobreza: Aspectos Económicos del Trabajo Forzoso» estima que los traficantes y delincuentes generan cerca de 10 mil dólares por víctima, frente a los ocho mil 269 dólares (ajustados a la inflación) de hace una década.
De acuerdo con el examen, el total anual de beneficios ilegales del trabajo forzoso es mayor en Europa y Asia Central (84 mil millones de dólares), seguidas de Asia y Pacífico (62 mil millones), América (52 mil millones), África (20 mil millones) y los Estados árabes (18 mil millones).
Este fenómeno perpetúa los ciclos de pobreza y explotación y atenta contra el corazón de la dignidad humana, subrayó el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.
«Ahora sabemos que la situación no ha hecho más que empeorar. La comunidad internacional debe unirse urgentemente para tomar medidas que pongan fin a esta injusticia, salvaguarden los derechos de los trabajadores y defiendan los principios de justicia e igualdad para todos», consideró.