Ciudad de México, 27 mar (Prensa Latina) Las finanzas públicas en México permanecerán estables, en línea con el cumplimiento de las metas fiscales planteadas para 2024, confirmó hoy la secretaría de Hacienda.
Aseguró en tal sentido que para 2025 se anticipa un nivel sostenible de la deuda pública como porcentaje del producto interno bruto (PIB).
De acuerdo con los Pre-Criterios 2025, entregados hoy al Congreso de la Unión, el programa fiscal mantendrá la estabilidad de la calificación crediticia, abonando a la certidumbre del entorno macroeconómico del país.
El documento señala que la economía mexicana continuará con un crecimiento positivo, creación de empleos y aumentos de la inversión pública y privada.
Se estima que el PIB crecerá en un rango de 2,5 a 3,5 por ciento en 2024 y de dos a tres por ciento en 2025.
Este entorno de la actividad económica seguirá apoyando la confianza de los consumidores y las oportunidades de inversión de las empresas.
Hacienda puntualiza en su resumen ejecutivo que, en 2023, la economía mexicana registró un crecimiento real anual de 3,2 por ciento, impulsada por la creación de empleo y el incremento de los salarios, factores que fomentaron el mayor consumo privado.
A la par, se observaron mayores niveles de inversión, en un ambiente de reconfiguración del comercio mundial y de mayor infraestructura pública, agrega.
El sector externo también contribuyó de manera positiva al crecimiento económico a través de un aumento de la Inversión Extranjera Directa, el crecimiento del flujo de remesas y el mayor envío de productos mexicanos al exterior, lo que favoreció el posicionamiento de México como principal socio comercial de los Estados Unidos, añade
Recalca que, en materia de finanzas públicas, en 2023 se cumplieron las metas fiscales aprobadas por el Congreso de la Unión y la deuda pública alcanzó un nivel de 46,8 por ciento del PIB.
Según las previsiones actuales, se estima que la actividad económica en México continuará creciendo en 2024 y 2025, subraya.
Esto estará impulsado por una sólida demanda interna, cuyo comportamiento seguirá reflejando el dinamismo del mercado laboral y la transformación de los patrones de consumo de los hogares con las nuevas tendencias globales, particularmente en materia tecnológica y medioambiental.
Adicionalmente, se observará una contribución significativa de los mayores niveles de inversión, tanto pública como privada.
En gran medida, los recursos se destinarán al desarrollo de infraestructura no residencial, hecho que permitirá ampliar la participación de México en las cadenas de valor a nivel internacional.
La economía nacional también se verá beneficiada por la incorporación de un mayor número de herramientas tecnológicas, en beneficio del procesamiento de información a gran escala y la rentabilidad de numerosas empresas.
A su vez, se proyecta una aceleración en la integración de criterios ambientales que permitirá alcanzar los objetivos mundiales de sostenibilidad en la siguiente década.