Addis Abeba, 7 abr (Prensa Latina) Ruanda ha sobrevivido a lo impensable y se ha reconstruido como nación, cuya identidad se basa en la fortaleza de sus supervivientes y la dignidad del pueblo, afirmó el embajador de Kigali en Etiopía, Jean Charles Karamba.
Al intervenir en el evento de alto nivel organizado en la Unión Africana (UA) con motivo del aniversario 30 del genocidio contra la etnia tutsi, Karamba expresó que el camino hacia la reconciliación incluye el proceso de reconocimiento de las atrocidades y el sufrimiento de las víctimas, prevenir la impunidad, facilitar la justicia y apoyar la curación.
Destacó la implementación de programas gubernamentales que promueven valores como la identidad nacional, orgullo, autoestima, respeto, patriotismo y solidaridad, fundamentalmente entre la juventud como el futuro del país.
Agradeció al gobierno de Etiopía por estar junto a Ruanda en todo momento y por conmemorar la efeméride tanto a nivel de embajada como nacional. En ese sentido, recordó que el primer ministro Abiy Ahmed realizó la víspera una visita oficial a Kigali y participa este domingo en el homenaje a las víctimas del genocidio.
Sobre este lamentable hecho en la historia de la nación africana, el diplomático dijo que sus autores lo han negado totalmente o intentan minimizarlo.
Por lo tanto, incumbe a los habitantes de Ruanda, amigos y comunidad internacional que los culpables asuman su responsabilidad y, en el caso de no poder extraditarlos, que sean juzgados en los países donde se encuentren, recalcó. El genocidio es un crimen contra la humanidad que no conoce fronteras, aseveró.
Agradeció una vez más el homenaje de este domingo, el cual calificó como una señal de gran solidaridad al pueblo de Ruanda y del acompañamiento por parte de la comunidad internacional en esta tragedia ocurrida hace tres décadas.
Entre 800 mil y un millón de ruandeses, mayormente tutsis y hutus de conducta política moderada, fueron víctimas fatales de facciones extremistas durante cerca de tres meses en 1994, lo cual se identificó como una primavera sangrienta.