Quito, 19 abr (Prensa Latina) El Gobierno de Ecuador dispuso hoy la militarización en las centrales hidroeléctricas del país en medio de la crisis que enfrenta el sector aquí.
La decisión se llevó a cabo luego de que el presidente Daniel Noboa decretara un nuevo estado de excepción en todo el territorio nacional, medida que durará 60 días y da paso a una intervención emergente y urgente de las instituciones estatales para precautelar la provisión del servicio eléctrico, de acuerdo con el Decreto Ejecutivo.
Asimismo, la disposición tiene lugar en medio de denuncias, por parte del Gobierno, de un supuesto sabotaje en el sector eléctrico.
Este jueves, la administración acusó a funcionarios del sector por el vaciado repentino de la presa Mazar, uno de los embalses más importantes del país que alimenta un complejo de hidroeléctricas en el sur del país.
El secretario de Comunicación de la Presidencia, Roberto Izurieta, aseveró en una entrevista la víspera al canal local Teleamazonas que «se abrieron las compuertas» y «dejaron correr el agua».
El Gobierno se empeña en afirmar que la represa fue vaciada deliberadamente como sabotaje contra la consulta popular del próximo domingo, un proceso clave para el futuro del mandatario y del país.
La acusación recibió respuesta por parte del gerente de la división Sur de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), José Gómez, quien en declaraciones a la televisora RTS aseveró que «desafortunadamente ha circulado información que no es la adecuada».
Según Gómez, la presa no tiene compuertas y añadió que toda la programación de niveles la hace el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) y allí solamente cumplen sus disposiciones.
La presencia militar en las centrales hidroeléctricas se lleva a cabo cuando faltan dos días para la consulta popular impulsada por Noboa, con la cual busca reformar leyes vigentes sobre el control de armas y municiones por parte de las Fuerzas Armadas, así como la tipificación de delitos por tenencia de armas e incremento de penas para terrorismo o delincuencia organizada.
El problema de Noboa es que en su necesidad de reelegirse en tan poco tiempo -las presidenciales serán en febrero de 2025- está privilegiando una gestión basada en los golpes de efecto, por encima de una gestión técnica, planificada, con objetivos en el corto y mediano plazo, comentó en sus redes sociales el investigador y analista Jacobo García.