Washington, 6 may (Prensa Latina) La historia de Donald Trump y su juicio penal la retoma hoy una corte de Nueva York, donde el expresidente de Estados Unidos responderá por 34 cargos relacionados con la falsificación de registros comerciales para ocultar información comprometedora.
Los potenciales testigos de la jornada serán Michael Cohen, exabogado de Trump y su tapadera en el caso que se juzga: el pago por silencio en 2016 a la actriz de cine para adultos Stormy Daniels, cuya revelación sobre su presunto romance con el magnate en 2006 iba a empañarle la imagen en su primera campaña electoral por la presidencia.
Cohen, devenido enemigo de Trump, cumplió condena en prisión por fraude fiscal, hacer declaraciones falsas al Congreso y violar las leyes de financiación de campañas.
Otros potenciales testigos del día serán justamente Daniels y también Karen McDougal, una exmodelo de PlayBoy a la que igual silenciaron para que no hablara de los supuestos amoríos de Trump fuera de matrimonio.
Los fiscales argumentan que Trump intentó un encubrimiento para engañar a los votantes en 2016 en un acto temprano de interferencia electoral, pero el exgobernante niega el affaire y se ha declarado inocente de esta y de otras tres acusaciones penales.
El exocupante del Despacho Oval entra en esta nueva semana de juicio penal -primero a un expresidente en la historia de Estados Unidos- con un fallo en su contra por violar la orden mordaza (hablar mal de testigos, jueces y todo lo que huela al juicio) por lo que le impusieron nueve mil dólares de multa. Espera además por otra decisión del juez Juan Merchan al respecto.
Entre los testimonios de días anteriores, destacó el de la exdirectora de Comunicaciones de la Casa Blanca Hope Hicks, quien pareció implicar a su exjefe en esta trama. Dijo que él admitió ante ella que sabía que Cohen había pagado a Daniels y que era mejor la historia después de las elecciones que antes.
El sábado, en un almuerzo privado en su club de Mar-a-Lago, Florida, donde participaron los candidatos a la vicepresidencia en su selecta lista, acusó a los demócratas de «dirigir una administración de la Gestapo», comparando al equipo de Joe Biden con la Policía secreta nazi.
Trump repite una y otra vez su versión de que las acusaciones que pesan sobre él son el resultado de un complot demócrata, pero no tiene pruebas, como nunca las ha presentado cuando alegó que las elecciones de 2020 fueron robadas.
Sus palabras son parte de una retórica incendiaria que podría ser muy peligrosa. La semana pasada, en una entrevista con el Milwaukee Journal Sentinel, Trump se negó a garantizar que aceptaría el resultado de las elecciones del 5 de noviembre y no descartó la violencia política si los resultados no le favorecen.
James Singer, portavoz de la campaña de Biden, advirtió que las declaraciones de Trump en Mar-a-Lago sacan a flote el peligro de un potencial segundo mandato, sobre el cual el propio expresidente anticipó que se centraría en la retribución.
A seis meses de los comicios generales en Estados Unidos, el escenario en el que se enfrentarían los dos eventuales candidatos de los partidos Demócrata (Biden) y Republicano (Trump) está polarizado y es bastante complejo.