Santiago de Chile, 20 may (Prensa Latina) Una andanada de críticas desde diversos sectores provocan hoy aquí las declaraciones del líder del ultraderechista Partido Republicano, José Antonio Kast, contra la figura del presidente de Chile, Gabriel Boric.
Nefastos, irrespetuosos, discriminatorios e inapropiados son solo algunos calificativos que la clase política usó para referirse a los insultos proferidos por Kast contra el jefe del Palacio de La Moneda.
Este domingo en una cumbre organizada por Vox en España, el también excandidato presidencial agredió al mandatario al decir que Chile es gobernado por un «travesti político».
«La ultraderecha y José Antonio Kast insultan no solo al presidente, sino también a la institución presidencial», expresó en su cuenta de X la senadora y titular del Partido Socialista, Paulina Vodanovic.
Añadió que con esas declaraciones muestran una y otra vez que lo único que promueven es odio. «No son ni republicanos ni patriotas y Chile lo sabe», dijo. Para el diputado Diego Ibáñez, del partido Convergencia Social, «ir al extranjero y hablar mal de tu país, eso no es de patriotas, es de cobardes».
La legisladora Gael Yeomans, de la misma organización política, consideró los dichos de Kast como una ofensa al representante de todos los chilenos y un nulo aprecio al país, sus instituciones y a la República.
Para Marcos Barraza, del Partido Comunista, las declaraciones de Kast son propias «de un discurso de odio en la dimensión política. No se condicen con un espíritu democrático. No hay nada que justifique una agresión de esas características», expresó.
Las críticas al líder extremista provinieron también de la oposición de derecha.
«Hay que respetar a los presidentes, sea quienes sean. No me parece que la forma de comunicarse con la autoridad sea a través de la descalificación», afirmó Jaime Bellolio, de la Unión Demócrata Independiente.
Gloria Hutt, presidenta de Evópoli, dijo que no comparte la referencia despectiva al mandatario, menos en el extranjero, porque debemos tener siempre respeto por la institucionalidad.