París, 1 ago (Prensa Latina) Sin que Katie Ledecky haya dicho su última palabra, el asomo de una sucesora comienza a cambiar de nombre en la natación y la jovencita canadiense Summer McIntosh se viste de largo en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Por Michel Dalí, enviado especial
A sus 17 años ya acumula dos medallas de oro y una plata en la cita de los cinco aros y su éxito esta noche en La Defense Arena en 200 metros mariposa con récord olímpico (2:03.84 minutos), la colocó entre las ondinas más prominentes del planeta.
Puso contra la pared a quien se pensaba sería la sensación de estos Juegos, la australiana Ariarne Titmus, y de hecho se sumó a la competencia por el reinado que ostenta la estadounidense Ledecky (ocho preseas doradas olímpicas), junto con otra Aussie, Mollie O´Callaghan.
Por cierto ni Titmus ni O´Callaghan se fueron con las manos vacías en la fecha. Sendos oros como protagonistas esenciales en el relevo 4×200 libres en el que Australia escaló el máximo podio con primacía olímpica de 7:38.08 minutos, superando a Estados Unidos (7:40.86) y a China (7:42.34).
A tono con la estación estival a la que virtualmente hace alusión su nombre, Summer ya avisó con 14 años en los Juegos de Tokio. Aquí se apoderó del metal dorado nada menos que en 400 estilos, junto con la plata en 400 libres por delante de Ledecky y detrás de Titmus.
Ahora remató en el último tramo de los 200 mariposa para neutralizar a la china Zhang Yufei (tercera a la postre con 2:05.09 minutos), que se había lanzado a la aventura del oro junto con la norteamericana Regan Smith (2:03.89).
Hay hechos fortuitos que enaltecen la actividad deportiva. El anhelo especial por el título de los 200 mariposa tenía que ver con su madre, Jill Horstead, quien nadó la prueba en los Juegos de Los Ángeles 1984.
Mal día para pescar a la canadiense de Toronto que parece sentirse como pez en el agua. O con mucho frío fuera de la pileta parisina.
«Feliz y más segura de mi rendimiento. Estoy en un buen momento y espero seguir progresado, son los Juegos Olímpicos y quiero disfrutar al máximo», comentó a la prensa Summer McIntosh luego de un abrazo lleno de emoción y euforia con sus familiares más cercanos.
Aunque no era su noche, el francés Léon Marchand tenía que aparecer en la instalación deportiva. Desde ayer, ocupa el trono de la natación y probablemente de todos los Juegos Olímpicos tras su hazaña, sin precedentes en la historia de este deporte.
En dos horas, nadó 400 metros, 200 en mariposa y 200 en braza, con sendas plusmarcas olímpicas y una cosecha de tres medallas de oro, con la anterior conseguida en 400 estilos. Se presentó en eliminatorias y semifinales de los 200 combinados, y accedió a la fase decisiva en la que buscará su cuarta presea áurea el venidero viernes.
Natural de Toulouse, con 22 años, ya Marchand atesoró algo que ni siquiera el mítico Michael Phelps pudo. «Es una emoción indescriptible contar con el apoyo tan entusiasta de nuestro público. Quiero dar gloria a mi país y me preparo con mucho esfuerzo y sacrificio para seguir superándome», declaró el tritón a la televisión gala.
Ayer puso a prueba la mística de los cronómetros y los límites humanos y con ello, se ganó el derecho a que se hable del Rey Léon durante el resto de los Juegos Olímpicos.
Por las dudas, luego de quedar segundo en su eliminatoria en la mañana, consiguió en semifinales el mejor tiempo de todos, con 1:56.31, un nuevo golpe de autoridad para dejar en claro quien es el favorito al oro.
Jornada con buenas actuaciones asimismo del húngaro Hubert Kos, oro en los 200 espalda (1:54.26 minutos) y la estadounidense Kate Douglass (2:19.24 minutos), vencedora en reñido final de la sudafricana Tatjana Smith (2:19.60) en los 200 braza.