Washington, 21 sep (Prensa Latina) El expresidente Donald Trump regresará hoy a un estado de la Unión clave en 2024: Carolina del Norte, y lo hará en medio de una gran controversia en torno a un candidato republicano que apoyó.
Durante la semana explotó la bomba política, cuando una investigación periodística sacó trapos sucios de hace una década del aspirante republicano a gobernador de Carolina del Norte, Mark Robinson, a quien Trump respaldó y hasta apodó como el «Martin Luther King con esteroides».
Robinson, actual vicegobernador de ese estado, hizo inquietantes comentarios una década atrás en un sitio pornográfico en Internet donde se autodefinió como un «NAZI negro!» y también abogó por la reinstauración de la esclavitud.
El político, que pretende convertirse en el primer gobernador negro de este estado del sureste del país con el apoyo de Trump, niega categóricamente ser el autor de esos mensajes.
No obstante, reportes de la prensa local, especulan que Robinson que lo más probable es que no participará en el rally de este sábado, aunque el impredecible Trump no ha dado indicación alguna de que le retirará el apoyo.
Esta polémica nada saludable para Trump, es sin dudas un nuevo dolor de cabeza para el exmandatario en la recta final del ciclo electoral.
Trump ha hecho campaña por Robinson varias veces, incluso invitándolo a hablar en sus mítines en Carolina del Norte y además lo recibió en su residencia de lujo en Mar-a-Lago para una recaudación de fondos el año pasado.
Pero lo ocurrido enciende alarmas, pues los asesores del republicano tienen pleno conocimiento de la importancia de Carolina del Norte para la victoria del expresidente en noviembre.
«La campaña del presidente Trump se centra en ganar la Casa Blanca y salvar a este país. Carolina del Norte es una parte vital de ese plan», escribió la secretaria de prensa nacional de la campaña de Trump, Karoline Leavitt, en una declaración a ABC News en respuesta a las acusaciones sobre Robinson.
Por su parte el equipo de la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, reaccionó rápidamente a las implicaciones nacionales del escándalo y trató de igualar a Trump con Robinson como dos extremistas e ineptos para ejercer el cargo.