Cali, Colombia, 24 oct (Prensa Latina) La selección de la ciudad de Cali para celebrar la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), capital del departamento de Valle del Cauca en el suroeste de Colombia, no se trató de una decisión fortuita.
Se designación respondió a la gran riqueza natural presente en el territorio que hace sentir orgullosos a sus habitantes y enamorados a quienes se aventuran a llegar hasta esta región del mundo.
Valle del Cauca tiene una superficie total de 21 mil 195 kilómetros cuadrados y representa el 1,5 por ciento del territorio nacional, pero tiene mar, páramo, bosques secos y húmedos, humedales, cientos de especies de la flora y la fauna.
De acuerdo con expertos, en el departamento se localizan ocho biomas y 35 ecosistemas terrestres, además de los marinos y los costeros.
Se estima además que la región es hogar de más de mil 627 especies endémicas, de 987 especies de aves, 197 de anfibios, 157 de reptiles y 219 de mamíferos.
Valle del Cauca fue el primer departamento que hizo una reserva forestal en 1938 en el país, y actualmente posee 227 de estas zonas.
Según reconoció la gobernadora Dilian Toro eso significa que Valle del Cauca ya superó el 32 por ciento de reserva forestal, es decir, que cumplió la meta del 2030 del Marco Global Kunming-Montreal, establecido en la anterior COP.
Tras el anuncio formal de la declaración del Alto Calima como Área Protegida Pública Regional, este territorio se consagró como el de más número de áreas protegidas.
Santiago de Cali, la capital departamental y donde hoy discuten sobre biodiversidad más de 20 mil personas que participan en la COP16, es asimismo una joya natural dentro de otro aún mayor.
Está rodeada por siete ríos urbanos y tres rurales, tiene 12 ecoparques y 61 humedales y es el hogar de casi 600 especies de aves. La también conocida como la Sucursal del Cielo, está ubicada entre el río Cauca y la cordillera de los Andes, y su geografía permite la existencia de paisajes con humedales y ríos.
Parte de su geografía está ocupada por el parque nacional natural Farallones de Cali, donde se hallan varias especies de mamíferos entre los que se destacan cinco de primates, osos de anteojos y hormigueros, ardillas, zorros, pumas, marsupiales y murciélagos.
Es precisamente por esas condiciones naturales que en territorio caleño se dan cita hoy las negociaciones del Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas para llegar a consensos para detener la pérdida de la flora y la fauna.
Pero también en Cali, en estos días devenida capital de los derechos de la biodiversidad, están los representantes de los pueblos indígenas, negros, raizales y palenqueros, y también mujeres y campesinos, cuya contribución a la preservación de los ecosistemas resulta fundamental.