Dallas, Texas, EEUU, 28 oct (Prensa Latina) La pintora mexicana Frida Kahlo, quien denotaba en su obra cierta dosis de autocompasión, se construyó a sí misma, según críticos, un mito que dio motivo y título a una muestra exhibida hoy en Dallas.
El Museo de Arte de Dallas (DMA) presenta hasta el 17 de noviembre la exposición «Frida: Más allá del mito», la cual sigue la tendencia de detenerse menos en las obras reales de Kahlo que en su biografía y el personaje cultivado por la reconocida creadora.
La muestra de la pinacoteca texana desafía percepciones y ofrece una mirada fresca sobre una artista y una mujer que enfrentó convencionalismos, mientras lidiaba con sus fantasmas.
El enfoque biográfico de la exposición se debe en parte a la necesidad. Kahlo es, junto con Yayoi Kusama, Andy Warhol y Banksy, ejemplo de la idea actual de la creatividad como una especie de autofiguración consciente, resaltaron especialistas del museo.
Según el comunicado de la institución al inaugurar esta colección, Frida está en espíritu y calidad más cerca de van Gogh, de Francis Bacon o de Cindy Sherman.
La exhibición está comisariada por el director del DMA, Agustín Arteaga, y por la conservadora de arte norteamericano, Sue Canterbury, e incluye 30 obras.
Algo menos de la mitad sobre papel y los dibujos «El accidente» (1926), «El sueño» (I) o autorretrato soñando (1932); la litografía «Sin título (Frida y el aborto) (1932), y «Puebla de los Ángeles» (1952).
También hay 16 cuadros, incluidos autorretratos pintados, varios bodegones (cada uno cargado de significados simbólicos) y dos de las obras más extraordinarias de Kahlo: «Mi vestido cuelga de ahí» (1933-1938) y «El suicidio de Dorothy Hale» (1939).
A estas piezas se suman fotografías suyas tomadas, entre otros, por su padre Guillermo Kahlo, Lucienne Bloch, Julien Levy y Nickolas Muray.
Se trata de imágenes que datan de la época de la niñez hasta poco después de su muerte. La disposición de este material es cronológica.
Antes que Warhol, Sherman, Madonna, Lady Gaga o Beyoncé, Kahlo fue la reina de la autoinvención, de las apariencias y de los disfraces, de ocultar y revelar. Sin embargo, se las arregló para seguir siendo auténtica, expresaron los especialistas del museo.
Podríamos decir que sus atuendos y atributos (el vestido indígena, los collares, el perro sin pelo Xoloitzcuintli, la proliferación de símbolos) apuntan a su incesante automitificación; su uniceja, a su autenticidad subyacente, concluyeron.