Trump y Tony Hinchcliffe, ¿su sorpresa de octubre?

Washington, 29 oct (Prensa Latina) El expresidente de Estados Unidos Donald Trump negó hoy saber quién es el comediante que en su mitin en el Madison Square Garden de Nueva York hizo un indignante chiste sobre Puerto Rico.


Y en realidad, cómo discernir cuál es la peor broma: si lo que dijo Tony Hinchcliffe acerca de que Puerto Rico es una «isla de basura flotante en medio del océano» o que Trump no lo conoce y que «alguien lo puso allí (en el evento). No sé quién es», como expresó a la cadena ABC.


Sus declaraciones también insultan, sobre todo la inteligencia. En sus palabras a la televisora no solo mostró su presunta ignorancia sobre el comediante, sino que insistió en no haber escuchado ninguna de las críticas al respecto, cuando estas captan la atención mediática desde el domingo.


Por lo tanto -como no estaba de nada enterado- Trump ni aprovechó el momento para denunciar lo ocurrido y afirmó que no escuchó comentarios de índole alguna.


¿Hay una desconexión entonces? Su equipo saltó de inmediato con un comunicado la noche del domingo para deslindarse de lo planteado por el comediante. La asesora principal del candidato republicano, Danielle Alvarez, subrayó: «Este chiste no refleja las opiniones del presidente Trump ni de la campaña».


Lo que sí reiteró el exmandatario, a solo una semana de las elecciones, es que ganará y volverá a la Casa Blanca (se especula que, como en 2020, no reconocerá los resultados de los comicios si pierde).


Del asunto del humorista tampoco habló en Mar-a-Lago, donde reunió a prensa y otros invitados este martes, pero describió el mitin en el Garden (donde abundaron los comentarios racistas y vulgares) como una «fiesta de amor».


Esa misma frase la utilizó para referirse al asalto al Capitolio federal el 6 de enero de 2021, un hecho que dejó cinco muertos y más de 140 policías heridos.


«Fue como una fiesta de amor. Una absoluta fiesta de amor», agregó, burlándose de los críticos que compararon la manifestación con un evento nazi de 1939 en el estadio, reseñan reportes de la prensa local.


En esta oportunidad no abordó tampoco el desagradable incidente que protagonizó Hinchcliffe, que puso a rodar una bola de fuego que podría quemar el apoyo de los votantes latinos y esa, a juicio de algunos expertos, podría ser la «sorpresa de octubre» (hecho inesperado en un contexto de elecciones) en este final de carrera.


Más de dos tercios de los puertorriqueños viven en Estados Unidos: aproximadamente 5,8 millones, según datos del Pew Research Center.


Otros 3,3 millones de puertorriqueños viven en la isla -estado libre asociado, una denominación que encubre el carácter colonial de la situación política en la isla-, pero los residentes allá no votan por el presidente y sí por el gobernador que este año tiene entre sus competidores al cargo a un candidato independentista, Juan Dalmau.


En otros estados clave las estadísticas indican que en Arizona residen 49 mil 229 puertorriqueños, de ellos aproximadamente 38 mil votan; en Georgia viven más de 109 mil y unos 90 mil están registrados.


Por su parte en Florida hay un millón 153 mil 880 y aunque no es un estado en disputa la cifra de electores es significativa e incluso el sureño territorio ya sobrepasó a New York como primer estado con más boricuas.


Los recuerdos de 2020 del Trump arrojando rollos de papel higiénico a una multitud mientras visitaba al devastado Puerto Rico tras el huracán María están demasiado a flor de piel.


Aquel papel no alcanzaría para limpiar el reguero provocado por la metida de pata del comediante. El desafortunado incidente exacerbó la indignación entre los boricuas y así se lo hizo saber la estrella Bad Bunny a sus más de 45 millones de seguidores en Instagram.