Ciudad de México (Prensa Latina) Los más recientes resultados de México en materia de seguridad envían un mensaje claro sobre la estrategia del gobierno para enfrentar a los grupos de la delincuencia y el crimen organizado.
Por Lianet Arias Sosa
Corresponsal jefa en México
Los datos hablan por sí solos: en los primeros 39 días de la administración encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, las autoridades detuvieron a tres mil 15 individuos por delitos de alto impacto y decomisaron un total de mil 334 armas de fuego.
Además, incautaron 42 toneladas de droga, entre estas, 20 mil 75 kilogramos de cocaína y 390 mil 740 pastillas de fentanilo «que no llegarán a las calles y no afectarán a la salud y desarrollo de miles de jóvenes», dijo el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.
Solo en los estados de Sinaloa y Baja California, las autoridades desmantelaron en este lapso 15 laboratorios clandestinos para la elaboración de drogas sintéticas, en los cuales aseguraron 40 mil 185 litros y cinco mil 156 kg de sustancias químicas.
A ello se sumó la detención en esta capital de Zhi Dong «N», considerado un operador importante de lavado de dinero a nivel internacional y quien se encargaba de realizar la conexión con otros cárteles para el traslado de fentanilo proveniente de China.
Los destinos de los estupefacientes eran Centro y Suramérica, Europa y Estados Unidos, donde esa sustancia, un opioide sintético mucho más potente que la heroína, ocasionó una crisis con saldo superior a las 112 mil muertes en 2023.
«Desde el primer día de gobierno hemos actuado con determinación para detener a los generadores de violencia que atentan contra la tranquilidad de las familias», enfatizó Harfuch al exponer estos y otros golpes propinados a los delincuentes.
Y no es para menos. Según un estudio realizado entre marzo y abril por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 60,7 por ciento de la población de 18 años y más señaló a la inseguridad como el problema más grave.
En otro sondeo, esta vez de QM Estudios de Opinión y Heraldo Media Group, más de la mitad de los encuestados consideró ese asunto como el que debería atender más rápidamente la presidenta Sheinbaum.
La estrategia actual para hacer frente a la delincuencia y que ya arroja sus primeros frutos constituye una continuación en varios aspectos de la formulada por el exmandatario Andrés Manuel López Obrador (2018-2024).
Parte de cuatro ejes: la atención a las causas estructurales de la violencia, el fortalecimiento y consolidación de la Guardia Nacional, el impulso a la inteligencia y la investigación, y la coordinación entre el Gabinete de Seguridad y los estados.
Con el propósito de construir una paz duradera en el país, las autoridades concibieron varios objetivos, entre estos, la disminución de la incidencia delictiva, principalmente de los homicidios dolosos y delitos de alto impacto como la extorsión.
LAS RAÍCES DEL FENûMENO
Aunque la oposición ha cuestionado el enfoque para atender la problemática por parte de López Obrador, fundador del gobernante partido Morena, algunas cifras sobre su desempeño y el de otros son bien elocuentes y arrojan luz sobre los orígenes de la actual situación.
Valdría la pena retroceder hasta el período de gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), del Partido Acción Nacional, quien decretó una guerra contra el narcotráfico que terminó por elevar los homicidios un 192,8 por ciento.
Su sexenio, además, lleva una marca lamentable: el secretario de Seguridad durante la administración, Genaro García Luna, fue apresado y condenado en Estados Unidos a 38 años de cárcel por narcotráfico y declaraciones falsas.
En el período de Enrique Peña Nieto (2012-2018), representante del Partido Revolucionario Institucional, los homicidios ascendieron un 59 por ciento y solo en su último año se registraron 36 mil 685 asesinatos.
Tal panorama fue el recibido por López Obrador en 2018, sin embargo, las estadísticas revelan una disminución del 19 por ciento en los homicidios dolosos entre el inicio de su gestión y lo registrado en agosto último, un mes antes de concluir su gobierno.
Aunque «la tasa y el total de muertes violentas continúan fuera de cualquier parámetro aceptable», señaló en agosto un editorial de La Jornada sobre datos de 2023, «se trata de la primera vez en tres sexenios que un gobierno entrega mejores cuentas de las que recibió».
La secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figueroa, ratificó que a nivel nacional, entre 2015 y 2018 hubo una tendencia ascendente en la comisión de este tipo de crímenes.
Esta llegó a su punto más alto en febrero de 2019, cuando se registraron 100,9 homicidios y, a partir de ahí, comenzó a descender, expuso la funcionaria, al informar sobre una disminución de ese año a acá del 17,3 por ciento.
Acerca de la incidencia delictiva de alto impacto (homicidios dolosos, feminicidios, lesiones por arma de fuego, secuestro, extorsión y robo con violencia), las autoridades identifican un descenso de 37,2 por ciento en el mismo lapso.
En diálogo con periodistas, Sheinbaum expresó el 12 de noviembre su confianza en que la estrategia implementada por el gobierno dará resultados.
«No es de un día para otro, pero se van a notar los resultados», dijo la mandataria, quien durante su período como jefa de Gobierno de la Ciudad de México logró en la capital una disminución histórica de 50 por ciento en homicidios y 60 en delitos de alto impacto.