A cuatro semanas de su anunciada apertura, el Archivo General Agrario, una obra clave para la preservación histórica de México, permanece inacabado y sin avances visibles. Pedro Salmerón, director del recinto, denunció esta situación en un video difundido en redes sociales.
En la grabación, Salmerón recorre las instalaciones mostrando plafones rotos y escombros esparcidos en la sala de consulta. “Lo más grave no es el estado actual, sino que no hay trabajadores en el sitio”, afirmó mientras destacaba la importancia de los 171 millones de documentos que se resguardarán en los 35,430 m² del edificio, distribuido en ocho niveles.
Este panorama de abandono ocurre por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU) desde hace casi dos meses. La dependencia, encargada de la construcción y habilitación del archivo, no ha dado señales claras sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la administración anterior.
Salmerón infiere que la titular de Sedatu, Edna Vega, instruya a las áreas respectivas la finalización de la obra que habría de abrirse al público el 2 de enero del año próximo.
El atraso se ha atribuido en gran parte al despido de cerca de 900 trabajadores que operaban en la antigua sede del archivo hasta septiembre, además de problemas financieros relacionados con pagos pendientes a proveedores. Actualmente, sólo 50 empleados permanecen en la nómina, lo que genera dudas sobre la viabilidad de concluir y operar la nueva sede.
Concebido como un proyecto emblemático, el recinto ubicado en Avenida Juárez en el Centro Histórico de la Ciudad de México, implicó una inversión inicial de 2,633 millones de pesos. El edificio no sólo albergaría documentos históricos, sino también una biblioteca, una sala multimedia, oficinas, espacios de consulta, un jardín botánico, y más de 10,500 m² de áreas públicas.
Diseñado para ser el segundo archivo documental más importante del país, después del Archivo General de la Nación, el futuro de este espacio ahora parece incierto, reflejando una preocupante desatención hacia la preservación de la memoria histórica de México.