La Habana (Prensa Latina) El paquete de medidas coercitivas unilaterales aplicado contra Cuba, el más letal y prolongado de la historia, está a punto de cumplir 65 años sin que la nación agredida dé señales de sucumbir ante el agresor.
Por Lisván Lescaille Durand Redacción Cuba
Muestra palpable de que los cubanos se mantienen firmes, pese al recrudecimiento de la hostilidad del gobierno de Estados Unidos, fue una marcha reciente de unos 500 mil nacionales por el malecón habanero, demandando el fin del asedio económico, financiero y comercial impuesto a la isla hace seis décadas.
La multitudinaria concentración y desfile del 20 de diciembre envió un fuerte mensaje de firmeza ante la narrativa agresiva del presidente electo Donald Trump, previo a su segundo mandato al frente de los destinos del país norteño.
«Nos mantendremos alerta, pero sin miedo. Seguiremos bregando, no solo porque levanten el cerco, sino también para que saquen a la isla de la lista (de países patrocinadores del terrorismo)», señaló el presidente cubano previo al acto.
Sucesivos gobiernos estadounidenses, a solo 90 millas de la isla, codificaron en leyes su extraterritorial política de sanciones que, bajo el eufemismo de embargo, intenta asfixiar a la economía cubana y responsabilizar a su gobierno por las penurias del pueblo.
Esa guerra económica genera costos millonarios de más de 421 millones de dólares cada mes, lo que suma billones de dólares en pérdidas a lo largo de más de 60 años. Asimismo, impide a Cuba acceder a los mercados internacionales, la inversión extranjera y la ayuda humanitaria.
Ante esas dificultades, la nación antillana resulta vulnerable a la falta de recursos para solventar sus necesidades básicas, una de las causas fundamentales de la migración irregular de muchos connacionales en busca de mejores oportunidades.
Esas dificultades se acrecientan debido a la designación como País Patrocinador del Terrorismo por parte del Departamento de Estado, lo que supone un aislamiento de los sistemas financieros internacionales, y una limitación para participar en el comercio o acceder a los recursos necesarios.
En ese contexto, Cuba ha recordado en diversos foros nacionales e internacionales que se trata de bloqueo y guerra económica, que adoptó ese perfil incluso desde el memorándum escrito por el vicesecretario del Departamento de Estado, Lester D. Mallory, el 6 de abril de 1960.
«La mayoría de los cubanos apoyan a (Fidel) Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba…».
Añadía sin tapujos la adopción de «una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno».
Sin embargo, la perversidad de ese manifiesto resultó pequeña ante el tamaño de las atrocidades de la ejecución práctica, que ha significado penurias inimaginables para millones de nacionales. El bloqueo mata inocentes, demuestran cada año los informes de la isla en Naciones Unidas.
Denunciado también por casi la totalidad de la comunidad internacional, ese engendro legal ha sido instrumentado con crueldad por sucesivas administraciones estadounidenses, y aplicado con particular saña más recientemente por la del republicano Donald Trump (2017-2021), y la del demócrata Joe Biden, que concluirá el 20 de enero de 2025.
SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
Junto a la firmeza de los cubanos, la solidaridad internacional resultó también determinante este año. La Asamblea General de la ONU votó nuevamente, por 32 ocasión consecutiva, a favor de la propuesta de resolución contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos.
En ese sentido, diversas naciones, organismos mundiales y movimientos solidarios instaron a Biden a aprovechar el resto de su mandato para aliviar las necesidades del pueblo cubano y poner fin al engendro legal que solo en 2024 dejó pérdidas estimadas en cinco mil 56,8 millones de dólares.
Por su parte, la nación caribeña acogió en abril el Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba, al que asistieron más de mil delegados que reafirmaron la postura antiimperialista de la mayoría de los pueblos del orbe.
Tras la visita a colectivos fabriles y su participación en el desfile por el Día Internacional de los Trabajadores en la capitalina Tribuna Antiimperialista José Martí, los amigos de la isla tuvieron la certeza de que la población cubana apoya con firmeza el rumbo socialista del proceso revolucionario emprendido aquí el 1 de enero de 1959.
Así, el liderazgo cubano está convencido de que más temprano que tarde, la eliminación del prolongado bloqueo estadounidense se hará realidad debido a la unidad nacional en torno a su proyecto revolucionario y el amplio apoyo internacional que concitan sus causas.