Guatemala, 21 jun (PL) A 19 días de la erupción del volcán de Fuego en Guatemala, van quedando atrás las historias de la tragedia para dar paso a la reconstrucción, la etapa de más angustia hoy para los miles de albergados.
Y la desconfianza no es infundada. En la memoria de los guatemaltecos aún están frescas las promesas del gobierno de Jimmy Morales de construir casas para las 181 familias afectadas de El Cambray II en 2015, cuando un alud dejó 282 fallecidos en el municipio de Santa Catarina Pinula.
Solo dos años después de vivir pagando alquileres, en septiembre de 2017 les entregaron de manera simbólica los primeros módulos del proyecto habitacional Mi Querida Familia, pero sin servicio de energía eléctrica y aún siguen esperando.
Según autoridades del Ministerio de Comunicaciones, la demora estuvo dada porque la empresa a cargo de la fabricación de las viviendas no cumplió con las normas de calidad y todo se planeó de forma apresurada.
Ahora, ante la más potente erupción del coloso de Fuego, que ha dejado más de 100 fallecidos y 1,7 millones de afectados, nuevamente el Gobierno está en el centro del debate público por el mal manejo del desastre y de las instituciones que debieron prever y ejecutar la evacuación a tiempo de los residentes en las faldas del cono.
Cuando ya pasó la etapa primaria de enfrentamiento a la catástrofe, el Ejecutivo declaró inhabitables cuatro comunidades de Escuintla, uno de los departamentos más afectados, y con mayor número de muertos y albergados (más de dos mil de un total de tres mil 571).
De acuerdo con las recomendaciones de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), las regiones no aptas para la reconstrucción son San Miguel Los Lotes, El Rodeo, La Reinita y La Libertad, donde antes había alrededor de 186 casas y hoy solo quedan pueblos fantasmas.
Todas estas comunidades abarcan la llamada zona cero del desastre, sometida aún a constantes lahares (avalancha de sedimentos volcánicos y agua a gran velocidad), lluvias y una actividad moderada del cono, de ahí que fueran suspendidas las labores de búsqueda por lo riesgoso del terreno.
Sin embargo, hay personas que ingresan al lugar por su cuenta para intentar recuperar los restos de familiares que quedaron sepultados bajo toneladas de ceniza con el fin de darles sepultura o simplemente encontrar alguna pertenencia.
Fuentes de la Conred precisaron que en las próximas horas un Consejo Científico dictaminará si la zona debe ser declarada camposanto, siempre con el consenso de las autoridades municipales y pobladores, quienes se resisten todavía a la idea.
Otras decisiones del gobierno incluyen continuar con los trabajos de rehabilitación de la Ruta Nacional 14 (RN14) y otorgar subsidios a estudiantes para incorporarlos poco a poco a su rutina de clases.
Según el ministro de Comunicaciones, José Benito Ruiz, la RN14 podría quedar abierta el próximo domingo. «Los trabajos de retirada de escombros y ceniza volcánica están en desarrollo y se tiene la maquinaria para finalizar el proceso de limpieza lo antes posible», aseguró a la prensa en un recorrido por las obras.
La RN14 une a los departamentos de Escuintla y Sacatepéquez, y Benito Ruiz precisó que se necesita la rehabilitación de 12 kilómetros, la construcción de cinco más, así como de tres puentes, tres rotondas y tomar medidas de mitigación, todo a un costo de 230 millones de quetzales (más de 31 millones de dólares).
Mientras transcurre el tiempo, va cobrando forma un proyecto de albergue multifamiliar en la finca estatal La Industria, en Escuintla, donde el Gobierno aspira a construir mil viviendas.
Para estas obras, a cargo de una empresa privada, se prevé un presupuesto de 254 millones de quetzales (alrededor de 35 millones de dólares) en una primera fase que incluirá el levantamiento de las 750 primeras casas del total anunciado.
El presidente Jimmy Morales explicó que una fundación colaborará en tanto con la habilitación de albergues de transición, unos 250 módulos para beneficiar a alrededor de mil familias en tanto se consolida la edificación permanente.
Analistas advierten que el modelo recuerda al proyecto de El Cambray II, por lo que a los damnificados por el volcán de Fuego solo les queda resignarse y esperar que no se repita la historia.
Guatemala: La reconstrucción tras la tragedia del volcán de Fuego
Por Maitte Marrero Canda