La joven médico pasante Mariana Sánchez, abandonada e ignorada por el fiscal general del estado, el secretario de salud y el rector de la UNACH, tenía un futuro prometedor a sus 24 años. A Mariana la mató la omisión institucional, el dolor, la rabia y la depresión después de haber sido abusada sin que ninguna autoridad estatal le ofreciera ayuda y justicia. Insisto en que NINGUNA autoridad responsable le brindó ayuda, ni psicológica ni emocional. Mariana sufrió discriminación institucional por ser joven y mujer. Su crimen quedará impune como muchos…
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