Por Luis Manuel Arce Isaac
Panamá, 11 jul (PL) Morir fumando, entre bolutas de humo y los pulmones estrangulados, está lejos de ser un placer, pero lamentablemente son insuficientes las personas que toman con seriedad las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Su último informe Epidemia Mundial de Tabaquismo lanzado hoy a todos los continentes desde Panamá, deja un amargo sabor a nicotina en la garganta, pues su presentador, Douglas Bettcher, director de Prevención de enfermedades no transmisibles, OMS, confirmó la generalidad del mal.
La mortalidad no ha cambiado a pesar de que disminuyó el porcentaje de la población fumadora. Mata a seis millones cada año. Mató a cien millones en el siglo XX y puede matar a mil millones en el XXI, es decir, hipotéticamente hablando puede arrasar con todo el continente americano en cien años.
Pero lo impresionante -se angustia Bettcher- es que las pavorosas cifras, muy bien identificadas en el informe, están más cerca de la mano del fumador que del propio cigarrillo, y las puede obtener gratis.
Esa desidia del suicida -pues el fumador empedernido no es víctima y en último caso rehén- solo se elimina cuando ya no hay solución.
Por eso, decía Bettcher a un grupo de periodistas, para nosotros es importante adoptar distintas previsiones en la protección a la persona. En este informe, expresó, estamos viendo en los paneles la importancia de tener imágenes gráficas y advertencias extremas como se ven en los afiches.
Eso es parte también de la batalla contra la industria tabacalera a la que estamos obligando a retroceder con las prohibiciones de publicidad y altos impuestos al cigarrillo. Y no puede ser de otra manera porque son medidas para salvar vidas. Es la enemiga Nro. 1 de la OMS
La cruda realidad es muy ostensible: entre 2007 y 2010 hubo al menos 41 países que pagaron con la vida de 40 millones de sus ciudadanos no aplicar las medidas de restricción defendidas por la OMS.
Habrá algún momento en que la humanidad reconocerá el holcausto de la nicotina, pero mientras eso llega lo que se requiere es un verdadero compromiso político para al menos tratar de impedir o de disminuir las muertes anunciadas.
Bettcher insiste en que si la humanidad no cambia la situación dramáticamente, la nicotina puede llevarse a la tumba en este siglo a mil millones de personas por tabaquismo. Ya hemos empezado por seis millones cada año y está a punto de subir a ocho millones.
Lo importante, y es la gran ilusión del experto, es que la tendencia se puede revertir, y en el caso de la nicotina todo está ahí al alcance del gobierno y de la gente porque proteger la salud ciudadana es una obligación constitucional y ni la industria ni la agricultura la pueden frenar, expresa el experto en relación con ciertas demandas de productores contra la OMS.
El caballo de batalla de la OMS, aclara, es el Convenio Marco de Control del Tabaco que da un enfoque dual pues busca reducir la oferta y la demanda, y mediante sus artículos 16 y 17 favorece a los productores que dejen el cultivo del tabaco y opten por la diversificación agrícola como ha ocurrido con éxito en Brasil.
Pero en este momento, insiste, lo más importante es la voluntad política para poner en práctica estrategias de control del tabaquismo y demostrar que fumar es una tortura, no un placer.