Es extraño observar cómo una mayoría podemos estar de acuerdo en algo pero al momento de dar soluciones existen diferencias de las cuales alguna de ellas se dice simplemente sin pensar en el impacto social. Es como si fuera una especie de pensamiento o propuesta con efecto de diarrea, simplemente se salen sin control.
Un problema en que todos estamos de acuerdo, es que en el país existe un gran problema de obesidad, siendo algo que a simple vista resalta pero para quienes todavía lo dudanla Organizaciónde las Naciones Unidas parala Agriculturayla Alimentación(FAQ), ocupamos el primer lugar, ganándole a Estados Unidos, pero tampoco es algo de que nos sentimos orgullosos o conformismo porque al menos México tiene el primer lugar en algo a nivel internacional.
Preocupación alarmante parala Secretaríade Salud que debe de atender al igual que los diferentes organismos e instituciones involucrados en el mismo rubro y nutrición. También existen grupos civiles interesados en la salud que con muy buenas intenciones hacen propuestas sin embargo no significa la solución absoluta para poder bajar el alto índice de obesidad en el país queriendo aumentar un impuesto a las bebidas carbonatadas, considerando que ya tienen gravado un porcentaje alto los refrescos.
Considerando que es el único alimento dentro de la canasta básica que paga IVA, los primeros afectados serían la población que menos tiene y afectaría entre un 20 y 30 por ciento a todo lo que implica a la cadena productiva de caña de azúcar, ingenios, proveedores, refresqueros, pequeños comerciantes, es decir, dentro de la cadena productiva serían aproximadamente 140 mil directos y 3 millones indirectos en el país.
En las condiciones en las que se encuentra el país con una baja en el crecimiento económico de3.1 a1.8 por ciento, en caso de aprobarse el impuesto a refrescos iría en contra del Pacto parala Formalizacióndel Empleo 2013 firmado recientemente por el presidente Enrique Peña Nieto, porque al verse afectado ésta cadena productiva también significaría la activación de la economía informal, porque de algo tienen que vivir quienes se vean afectados por los despidos y recortes de servicios involucrados en la rama refresquera.
No existe realmente un estudio determinante para asegurar que el causante de la obesidad en el país es exclusivo de un producto alimenticio como las bebidas carbonatadas, aunque en las encuestas en consultoras establezcan que un mexicano en promedio consume163 litrosde refrescos al año.
Dichas encuestas están basadas únicamente en un solo producto, sin embargo, la complejidad de la obesidad en México no solo son refresco sino también malos hábitos alimenticios, las comidas chatarras, la vida sedentaria que llevan tanto los niños, jóvenes, y adultos, en fin, el tipo de vida que marca la modernidad sobre una vida acelerada como también aquellas franquicias de alimentos saturados de carbohidratos y harinas para comer rápido.
Tampoco se ha considerado que uno de los mayores problemas de la obesidad son la forma como se cultiva, así como su procesamiento, transportación y distribución de los alimentos influye en la malnutrición que genera carencias alimentarias, desorden alimenticio y obesidad de acuerdo ala Organizaciónde Naciones Unidas parala Agriculturayla Alimentación.
En la actualidad el problema ya no radica en los alimentos o dietas balanceadas por nutriólogos que además de hacerte gastar dinero en sus consultas también es un dineral para comprar los alimentos adecuados y sin obtener los resultados que se buscan. Y por la sencilla razón de que la población rebasó la demanda de alimentos y obviamente todos aquellos cultivos son tratados con pesticidas y químicos para tener esos tamaños de frutas tan grandes que vemos en los supermercados. Resultaría retador intentar sembrar en el patio de cualquier hogar una semilla de aquella fruta enorme para ver si salen con las mismas dimensiones.
Lo mismo sucede con el ganado inyectado con esteroides para engorda o las pobres gallinas que no paran de hacer huevos a “huevo” con químicos.
Toda cadena de proceso nos lleva a una sola conclusión que los alimentos ya no tienen los nutrientes, pues han sido alterados y afectados que una vez ingeridos, el organismo recibe una baja calidad alimentaria siendo imposible que el cuerpo humano pueda absorber por medio de sus enzimas y llevar los nutrientes a los diferentes órganos del cuerpo, y como defensa ante cuerpos extraños dentro del organismo los envuelve en una capa de grasa por consiguiente acumulándose en esa panza saltona de nuestros hijos y de uno mismo.
La solución no está en incrementar otro impuesto a refrescos para combatir la obesidad en México, porque de llevarse esa filosofía entonces también se tendría que incluir IVA a todos los alimentos participantes a la obesidad.
Lo que antes se consideraba como una persona sana, símbolo de riqueza y abundancia, se ha convertido para todos las gorditas y gorditos, un problema muy serio de nutrición deficiente. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org