Lima, 1 mar (PL) Perú cierra una semana de turbulencia política en la que el gobierno afrontó una crisis ministerial por contradicciones internas, cuyas secuelas persisten, alentando la beligerancia de fuerzas conservadoras contra el Ejecutivo.
Pese a que el gobierno remontó con celeridad la crisis planteada el domingo último con la renuncia del primer ministro, César Villanueva, relevado al día siguiente por el hasta entonces titular de Vivienda, René Cornejo, las críticas a una supuesta falta de coherencia política oficial siguen con virulencia.
El presidente Ollanta Humala recompuso el gabinete con siete cambios, aunque mantuvo la conformación del equipo, de carácter tecnocrática y neoliberal según críticos de izquierda y centro, e incluyó escasas novedades.
Las críticas cuestionan el hecho que, según Villanueva, la crisis fue provocada porque fue obligado a renunciar al ser desmentido públicamente por la primera dama, Nadine Heredia, y posteriormente por el influyente y neoliberal ministro de Economía, Luis Castilla.
Heredia sostuvo la semana previa que gobierno estudia el posible aumento del sueldo mínimo oficial, contradiciendo un anuncio de Villanueva, hecho en medio de expresiones de descontento por un fuerte incremento de los salarios de los ministros y otros altos funcionarios.
Humala reprochó a Villanueva y lo acusó de ingratitud y de faltar a la verdad, además de responsabilizarlo de su salida del gabinete por haber pedido reiteradamente cambios de ministros, desestabilizando al Ejecutivo, y afirmó que su exprincipal colaborador actuó motivado por una agenda política electoral.
Entre los coletazos de la crisis se cuentan los intentos de aprovechamiento de fuerzas conservadoras con grandes ambiciones electorales, como el viejo Partido Aprista, del expresidente Alan García; y Fuerza Popular, de seguidores del encarcelado exgobernante Alberto Fujimori.
García dijo que su partido no aceptará el pedido de diálogo hecho por Cornejo, para concertar acciones con todas las fuerzas políticas, mientras el gobierno no deje sin efecto el llamado «aumentazo» de los sueldos de la alta burocracia.
La actitud del exmandatario es criticada por diversos sectores que la consideran demagógica y electoralista.
Keiko Fujimori, lideresa de Fuerza Popular, dijo a su vez que su bancada -la segunda más numerosa del Congreso de la República- no dará su voto de confianza al nuevo gabinete de Cornejo, cuando este acuda al parlamento a informar sus planes y recabar la ratificación legislativa, requisito constitucional.
Señaló que tal rechazo a priori, que contrasta con la posición de fuerzas de izquierda y centro que esperan escuchar al premier para decidir, se debe a que el nuevo gabinete es supuestamente producto de una ilegal intromisión de la primera dama en las decisiones del gobierno.
El ejecutivo enfrentó, además, paros de protesta, por demandas de obras públicas y recursos, de las regiones surandina de Cusco y norteña de Cajamarca, así como una marcha de trabajadores estatales contra un nuevo régimen laboral para la administración pública, que consideran vulnera los derechos laborales.
Al apoyar a los empleados públicos, la Confederación General de Trabajadores anunció que analiza la posibilidad de convocar un paro nacional por mejoras salariales y contra el «aumentazo» y contra la violación de los derechos de los trabajadores.