Tras rotundo desmentido, Ucrania y Rusia en nuevo diálogo

Kiev, 19 ago (PL) Como una nevada en pleno verano recibieron hoy los gobernantes ucranianos el desmentido de la misión observadora de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) sobre una supuesta violación de la frontera común por tropas rusas.
No hemos registrado que algún equipamiento bélico de Rusia haya atravesado la frontera con Ucrania, afirmó ante la prensa Paul Picard, jefe del equipo de expertos europeos, quienes permanecieron dos semanas en puestos fronterizos en el lado ruso, controlados por Kiev en la otra parte.
Picard informó que vieron a algunos jóvenes «vestidos al estilo militar», quienes pasaron la frontera, sin embargo aclaró que todos iban desarmados.
Al referirse a los medios aéreos de Moscú, indicó que en varias ocasiones vieron helicópteros militares que siempre se limitaban a patrullar el territorio nacional sin penetrar en el espacio aéreo de Ucrania.
Matizado por los disparos que según la fuente se escuchan a menudo en la zona fronteriza ucraniana, este testimonio de la misión de la OSCE aprobada como parte de un acuerdo para apaciguar la crisis en el sureste del país eslavo, resultó un desmentido rotundo al propio presidente, Piotr Poroshenko.
El viernes último, medios periodísticos británicos informaron que un destacamento de 23 vehículos militares rusos había cruzado los límites territoriales en las proximidades del puesto de control de Izvárino, lo cual fue refutado de inmediato por el Servicio de Fronteras del Kremlin.
Sin embargo, Poroshhenko dio por «confirmado» ese incidente en una charla telefónica con el primer ministro británico, David Cameron, en la cual sostuvo que «la artillería ucraniana destruyó buena parte de esos equipos» en la medianoche del jueves al viernes, y subrayó la necesidad de ayuda militar.
La versión sirvió de justificación al canciller Pavel Klimkin para insistir durante su reciente estancia en Berlín en la solicitud de ayuda castrense por parte de la Unión Europea y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
Pese a la insistencia de Moscú en la búsqueda de un arreglo negociado en el conflicto interno, Klimkin enfatizó ante la opinión pública alemana en que la amenaza de una intervención armada rusa es muy seria.
De inmediato, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, Martin Schafer, aclaró que Berlín no tiene la intención de prestar ayuda castrense a Kiev y que sobre todo promueve la celebración de conversaciones para lograr un arreglo pacífico del conflicto ucraniano.
Este lunes, la canciller alemana, Ángela Merkel, analizó por teléfono con Poroshenko la posibilidad de continuar negociaciones para normalizar la situación en el sureste ucraniano, y coincidieron en la necesidad de una reunión al máximo nivel.
Apenas 24 horas después, el secretario de prensa de Merkel, Steffen Seibert, confirmó en Twitter que la gobernante viajará el sábado 23 de agosto a Kiev, donde se reunirá con Poroshenko, con el primer ministro Arseni Yatseiuk y con algunos políticos locales.
Junto con la promesa de ayuda económica para un país en circunstancias cercanas a la quiebra y con una tragedia humanitaria por la guerra en el sureste, la gobernante germana volverá a insistir en la necesidad de sustituir la violencia por el diálogo, según diversas fuentes.
Simultáneamente al anuncio formulado en Alemania, en Moscú, el secretario de prensa del presidente Vladimir Putin, Dmitri Peskov, confirmó que el 26 de agosto, 72 horas después de la estancia de Merkel en Kiev, el jefe del Kremlin y Poroshenko participarán en una reunión en Minsk junto a los mandatarios de Belarús y Kazajstán.
Uno de los temas clave del encuentro será la relación económica entre la Unión Aduanera de Belarús, Kazajstán y Rusia con Ucrania tras la inminente firma del acuerdo de asociación y de un tratado de libre comercio de Kiev con la Unión Europea.
Poroshenko confirmó a través de un comunicado, asimismo, que tiene programado un encuentro con su colega ruso, y anticipó que se centrará en la crisis originada en el sureste de Ucrania tras el golpe de Estado del 22 de febrero del año en curso.

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