El letargo que vive la economía mexicana desde los primeros meses del año ya pegó en el desempleo, que en julio pasado registró una tasa anual de 5.47%, el mayor nivel desde septiembre del 2011.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México existen más de 2.7 millones de desempleados. Aunado a ello, las condiciones del mercado laboral en nuestro país no muestran signos de mejoría:
En el séptimo mes del 2014 la población subocupada, medida como aquella que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, representó 8.3% de la población ocupada, proporción apenas menor en 0.3 puntos a la registrada en igual mes de un año antes.
No sólo eso. La informalidad se situó en 58.78% de la población ocupada en el séptimo mes de este año, en tanto que en igual mes del 2013 se estableció en 60.04%. Prácticamente seis de cada 10 mexicanos labora en condiciones precarias, sin salarios fijos, sin prestaciones laborales y sin seguridad social.
Lejos del discurso optimista que lanza el gobierno federal en cuanto a la creación de empleo, los expertos prenden las señales de alerta ante las condiciones poco favorables para satisfacer la demanda laboral de los mexicanos.
Es el caso del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), dirigido por el catedrático José Luis de la Cruz, quien señaló en su análisis: “Los resultados del mercado laboral no son alentadores y disminuyen las expectativas positivas que pudiera tenerse en cuanto al desempeño de la economía en la segunda parte del año”.
De acuerdo con el documento “La voz de la industria”, elaborado por este centro de estudios, “se debe reconocer que existe una disminución en la participación en la informalidad, así como en la subocupación… Sin embargo, una situación que es preocupante es la tendencia a la alza de las tasa de desocupación, ya que ésta delimita que la situación sea mejor durante los próximos meses”.
El exdirector del Centro de Investigación en Economía y Negocios y del Departamento de Economía y Finanzas del Instituto De Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) fue más allá y lanzó la siguiente advertencia:
“La debilidad y precariedad del empleo sigue representando un problema estructural, una situación que no tiene una solución en el corto plazo y que, por el contrario, continúa avanzando y representando un elemento más de un escenario de desaceleración de la economía mexicana que, de cimentarse sin atender previamente la debilidad del mercado laboral y la vulnerabilidad de la población en general, implicaría la exacerbación de la inestabilidad social”.
Lo peor es que el desempleo se eleva de manera significativa en las grandes ciudades, por arriba de la tasa de desocupación nacional.
Según el Inegi, la mayor tasa de desocupación entre las entidades federativas correspondieron al Distrito Federal con un 7.25% de la población en esta situación. Le siguen Querétaro (6.88%), Nayarit (6.63%), Tabasco (6.44%),Estado de México (6.2%), Baja California (6.14%), Tamaulipas (5.95%) , Aguascalientes (5.94%), Baja California Sur (5.88%), Nuevo León (5.87%), Sinaloa (5.77%), Durango (5.76%), Tlaxcala (5.72%), Sonora (5.66%) y Jalisco (5.58%).
Apenas el pasado 21 de agosto, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) decidió mantener su pronóstico de crecimiento económico para el 2014 en 2.7%.
Sin embargo, conforme pasan los meses, los datos macroeconómicos dibujan una historia menos optimista que, por ejemplo, en términos de empleo, la resume José Luis de la Cruz de la siguiente manera:
“Lo anterior es muestra de que el mercado de trabajo mexicano no ha recuperado lo perdido en la recesión, y por el contrario acumula mayores rezagos respecto a las necesidades de generación de empleo que tiene la nación, para así poder dar cabida a sus requerimientos demográficos. Así, la escasa reactivación económica ha sido insuficiente para mejorar las condiciones del mercado laboral, situación que explica el por qué los mexicanos no perciben los beneficios del magro crecimiento alcanzado”.