Diplomacia saudita emplea garrote y zanahoria con Qatar

Riad, 28 ago (PL) Tres altos cargos de Arabia Saudita concluyeron hoy un maratónico viaje a Bahrein tras visitar Qatar en medio de presiones para que Doha firme el informe final de la Comisión de Seguimiento del llamado Acuerdo de Riad.
Los príncipes Saud Al-Faisal, ministro de Relaciones Exteriores; Khalid bin Bandar, jefe de la Inteligencia General; y Mohammed bin Nayef, ministro del Interior, fungieron como emisarios del rey Abdulah bin Abdulaziz para replantear posturas sobre temas de seguridad estratégicos y medulares.
De acuerdo con círculos diplomáticos y periodísticos del golfo Pérsico, las pláticas en Manama de los tres funcionarios con el rey Hamad bin Isa Al-Khalifa de Bahrein fueron «complementarias» a las «esenciales» sostenidas el miércoles en Doha con el emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad al-Thani.
Las conversaciones ocurrieron días posteriores a un ultimátum del Consejo de Cooperación del golfo (CCG) al Gobierno qatarí y previos a una reunión de cancilleres del bloque fijada para el próximo sábado en Jeddah.
El eje de los contactos lo constituye la crítica de Riad y las demás monarquías del CCG al respaldo que Doha brinda a la Hermandad Musulmana (HM) en Egipto, donde fue ilegalizada el pasado año, en Libia y en Siria, lo cual desató en marzo la peor crisis diplomática entre los seis países del área.
Las relaciones entre el emirato y sus vecinos se enfriaron en el referido mes cuando Arabia Saudita, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos (EAU) retiraron sus embajadores de aquel país al alegar incumplimiento por parte de Qatar de un acuerdo de seguridad y de inmiscuirse en asuntos internos de sus socios.
Por lo mismo, se espera que la cita del venidero 30 de agosto tenga como punto prioritario de la agenda las divergencias en el seno del bloque subregional, sobre la base del temor de los miembros del ente a que el activismo y el Islam político de la HM socaven su autoridad.
Abu dhabi, Manama y Riad respaldaron el derrocamiento del gobierno constitucional del islamista Mohamed Morsi en Egipto, en julio de 2013, y la posterior arremetida del Ejército y las fuerzas de seguridad para descabezar a las agrupaciones simpatizantes que salieron en masa a las calles.
Qatar, entretanto, concedió refugio a líderes de la cofradía musulmana, a pesar de que El Cairo le había endilgado desde diciembre del pasado año la etiqueta de organización terrorista.
Para agregar más complejidad, el 28 de agosto medios en El Cairo informaron que Egipto abrió una investigación contra el depuesto Morsi -ya condenado a pena de muerte en otro proceso- por supuestamente haber entregado a Qatar «documentos relevantes para la seguridad nacional».
Entretanto, el diario Al-Sharq Al-Awsat indicó que el plazo fijado por los cancilleres del CCG para que Qatar cumpliera con sus obligaciones del Acuerdo de Riad se agotó, y Doha rechazó firmar el aludido informe final, lo que podría agravar la crisis en el bloque.
Kuwait, que trató de mediar, tampoco pudo convencer a Qatar de firmar el citado informe final del acuerdo que consta de seis artículos, el primero y más importante relativo a que ningún Estado apoye a grupos terroristas.
A la sazón, la monarquía saudita apoyó la iniciativa egipcia para poner fin a la agresión israelí contra la Franja de Gaza, mientras que Qatar junto a Turquía formó otro eje con similares fines, lo cual corroboró que la frialdad entre Riad y Ankara cada vez es más abierta por causa de la HM.
Coincidiendo con el viaje de los tres funcionarios sauditas, el secretario general del CCG, Abdullatif Al-Zayani, afirmó desde Manama que los cancilleres debatirán la minuta final sometida por un comité técnico para implementar el Acuerdo de Riad sobre solución de diferencias con Qatar.
La disputa ya referida cobró intensidad recientemente a raíz de que Estados Unidos confirmó el martes pasado que aviones de EAU habían bombardeado dos veces en agosto a milicias islamistas en Libia que supuestamente son respaldadas por Doha.
Un día antes del viaje de los tres príncipes, el canciller Al-Faisal recibió en Jeddah al viceministro iraní para Asuntos Africanos y Árabes, Hussein Amir Abdollahian, con quien revisó las tensas relaciones bilaterales y el ambiente regional por la ofensiva de milicias islamistas sunnitas.

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