Perfil. Regina Orozco: si no hago cabaret me deprimo

Por Irma Gallo

Cuando Regina tenía 6 años se cambió a ciudad Satélite, se fueron a una iglesia donde había coros y hacían comedias musicales. Ahí fue donde comenzó a trabajar las comedias de “un cursilerío increíble”

 Ella, la de los ojazos cafés y la risa escandalosa, la de las caderas grandes, esas mujeres que pintaba Diego Rivera, hoy es feliz. Regina Orozco, cantante, actriz, productora, ejecutiva, mamá, un día dejó de querer siempre más y más, y empezó a vivir en paz. Bueno, dentro de lo que cabe, porque afortunadamente para sus seguidores, esta mujer no se sabe estar quieta.

Orozco afirma que el cabaret es donde se siente más a gusto. “Me siento feliz, yo creo que por tanto brillo. Adoro estar aquí, adoro hacer reír y cantar estremecer. Me sale. Entonces lo tengo que hacer y lo tengo que hacer bien, si no, me deprimo”.

Cuando Regina tenía 6 años se cambió a ciudad Satélite, se fueron a una iglesia donde había coros y hacían comedias musicales. Ahí fue donde comenzó a trabajar las comedias de “un cursilerío increíble”. Ahora recuerda que el sacerdote convirtió la iglesia en un teatro “arriba hizo una capilla para dar las misas. Por eso a mí ese tipo de religión…. En ese tipo de dios sí creo”.

La carrera profesional de la cantante comenzó en el Conservatorio, posteriormente viajó a la Julliard, Nueva York. De su maestra expresa que era muy mala, por ello acabó con Armando Mora, barítono veracruzano que a veces también cantaba como barítono, “él me ayudó muchísimo para cantar ópera”.

“Como que me espantó el mundo de la ópera porque tenía a mi hija y no quise viajar y viajar y vivir viajando. Entonces dije: ‘bueno, mejor me vengo a México, y yo creo mi compañía’. También hice ópera aquí, y a la vez también ya hice cabaret, entonces ya hago mis espectáculos y he estado también con mi hija mucho. Aunque viajo, pero me la llevo”.

Orozco explica que comenzó a hacer cabaret y estudiar ópera al mismo tiempo. Pero se decidió por esta última porque ese mundo es una joya, “poder cantar todos los estilos musicales que requiera el cabaret, asegún que historia quiero contar”.

Una generación estridente

A los 14 años Orozco estuvo en el INBA, un año más tarde ingresó al FORO EON, una escuela en la Condesa. Ahí estuvo con Hugo Argüelles y Sergio de Bustamante. Recuerda que a la escuela llegó un chico con el método de Strasberg, que era lo más novedoso en México. «De ahí salimos una generación un poco especial: Darío T. Pie, Astrid Haddad y yo».

En el CUT se encontró a Jesusa Rodríguez, quien estaba haciendo una obra musical: Donna Giovanni.

«Viajamos y viajamos cuatro años por Europa. Yo así de ¡guau! ¡Qué suertudota!, hice algo bien en otra vida. Y Jesusa también fue gran maestra de actuación. Me obligaba a hacer unas cosas tan extremistas en la actuación que fue una gran, gran maestra. Ella es como la gran maestra de todo lo que yo hago».

Acostumbrados a la Regina Orozco que canta canciones populares y actúa en tono fársico en sus espectáculos de cabaret, fue todo un descubrimiento verla transformarse en Coral Fabre, la enfermera que es capaz de abandonar a sus hijos en un orfanato para seguir en una viaje colmado de fraudes y asesinatos al único hombre que la ha amado, así como es, gorda y todo, en Profundo carmesí, de Arturo Ripstein. De ahí, a colaborar con Omara Portuondo, la diva del Buenavista Social Club, y buscar cada día la felicidad, Regina ha ido paso a paso.

Coral Fabre, la enfermera de Profundo Carmesí, un personaje al límite

«La dirección de Arturo Ripstein fue… No ensayamos mucho pero tenía justo la frase precisa para hacerme llegar a unos estados emocionales impresionantes antes de cada toma».

La colaboración con la diva cubana Omara Portuondo

Con Omara Portuondo ha estado trabajando casi por tres años. En México han dado algunos conciertos y ya por fin en enero se va a grabar el disco Pedazos del corazón. «Ha sido un trabajo de estos que dices, bueno, yo me espero. Yo tengo paciencia. La señora tiene muchísimo trabajo, muchísimo, y entonces para agendar, realmente uno se pone: ‘señora, cuando usted diga’. Entonces la paciencia la he tenido que aprender mucho con ella, pero bueno: no tener paciencia con ese monstruo del arte y de la música».

¿Rebelde?

«Fui muy rebelde de adolescente. Fui muy rebelde con mis padres; incluso a pesar mío. Yo quería rebelarme sea como fuera, nada más por ir en contra de ellos pero también había muchas cosas en contra de lo que yo quería. Porque así también los jóvenes hacemos… Hacen, y hacemos ¡todavía mi espíritu es joven! Pero hay veces que no tienes conciencia y va en contra de lo que quieres. Y ahora ya no me considero una persona rebelde. Más bien me aferro a mis principios, a lo que yo creo. Y no dejo que me influencien, para cambiar cosas sobre la injusticia o sobre el dolor humano, que yo abogo en contra de eso».

Defensora de causas sociales

En un principio Regina apoyó el derecho a la diversidad sexual, después también contra la violencia contra las mujeres, los derechos de la mujer, y ahora está muy metida en todo lo de los animales.

La felicidad

«Realmente sí, me la paso muy bien. Creo que el no esperar mucho, él solucionar elegantemente las cosas en vez de sufrir y arreglar las cosas con dolor. Creo que él hacer las cosas con un poco más de amor me hace más feliz», finalizó.

Actualmente Regina Orozco se presenta en Canciones para lavar los trastes en el Teatro Bar El Vicio todos los jueves a las 21:00 horas.

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