Los bañados: Regresar o emigrar

Asunción (PL) Las terribles inundaciones registradas este año en Asunción, unas de las mayores de todos los tiempos, arrojaron hacia las zonas más altas de la capital a decenas de miles de paraguayos residentes en las riberas del río Paraguay y pertenecientes a los grupos más vulnerables de la sociedad.
Desde hace unos 50 años comenzaron a llegar ahí los habitantes de lo que se conoce como Los Bañados Norte y Sur de esta ciudad que parece vivir de espaldas al tremendo significado de esa suerte de agrupación de miseria a escasos metros de las facilidades y lujos de la capital del país.
Los Bañados están ahí hace décadas, la subsistencia precaria de unas 20 mil familias es garantizada como se puede por los mismos residentes quienes, con esfuerzo supremo, aceptan la suerte que les ha tocado y logran transformar a medias las condiciones del lugar.
Es bueno saber de dónde salió el nombre de Los Bañados dado a los varios kilómetros que ocupan las humildes y a veces miserables viviendas habitadas por una comunidad mayormente integrada por esforzados y solidarios sectores, pero a la que sus condiciones de vida no la vacunan siempre contra un minoritario grupo de espaldas a valores sociales.
Se llaman de esta forma por tratarse de zonas siempre inundables por las variaciones en la altura del cauce del río, situación repetida todos los años en la época de las fuertes lluvias y de su impacto en una vía fluvial con deficiencias en el dragado de su lecho.
Esos terrenos comenzaron a ocuparse con la llegada de las víctimas de desalojos campesinos por el crecimiento de latifundios, la ampliación de grandes establos ganaderos y la gradual aplicación de la agricultura extensiva que liquidaba sembradíos familiares, todo santificado oficialmente por la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) con apoyo de Estados Unidos.
En Los Bañados estaban y están los basurales de Asunción a donde llegan toneladas de desechos sólidos y líquidos que, a pesar de determinadas obras realizadas para reutilizarlos, llegaron a convertirse con las inundaciones de este año en el mayor peligro de contaminación para el río Paraguay.
Sin embargo, el insalubre oficio de recolección de todo lo recuperable en esos desechos constituye, nada menos, que principal fuente de trabajo para los miles de hombres, mujeres y hasta niños residentes en Los Bañados, junto a la pesca y pequeños negocios de venta de alimentos.
Para esto último y para la propia vida diaria de los bañadenses también resulta fundamental la cría de animales, muchas veces interrumpida por las inundaciones periódicas, pero algo celosamente cuidado por las familias.
Muchos señalan con bastante razón que todo lo logrado en Los Bañados para mejorar un poco el hábitat de tantas decenas de miles de familias lo lucharon y alcanzaron los propios residentes del lugar a lo largo de ese medio siglo de historias de abandono oficial.
Los bañadenses constituyen también una fuerza política inocultable, progresista en términos generales, bastante organizada y cuyo control ambicionan siempre los políticos tradicionales y a veces logran parcialmente en épocas electorales aprovechando las necesidades colectivas.
Pero las inundaciones de este 2014 por el crecimiento de hasta más de siete metros del caudal del río fueron un golpe inesperado que estremeció las estructuras gubernamentales y lanzó sobre la parte alta de Asunción a más de 80 mil personas a refugios improvisados.
A estas alturas, en endebles viviendas de cartón o plástico, con insuficientes baños colectivos y en condiciones realmente lamentables, permanecen en plazas y calles más de 55 mil personas por los daños recibidos en sus viviendas originales y por la advertencia oficial de que pronto el fenómeno conocido por El Niño provocará nuevas inundaciones.
En medio de esa tragedia, la Municipalidad de Asunción emitió una ordenanza muy acorde con el carácter de la estrategia económica del actual gobierno que generó numerosas protestas y mantiene en vilo a toda la comunidad de Los Bañados.
Se trata de un proyecto que adjudicaría a una empresa extranjera la concesión para obras de infraestructura que solucionarían definitivamente el tema del desborde del río y las cuales serían pagadas otorgándole el Estado la propiedad de los terrenos de Los Bañados con el fin de edificar una suerte de emporio inmobiliario y turístico.
Paralelamente, sin ningún plan concreto hasta ahora, las familias serían trasladadas del lugar a zonas y condiciones por definir, lejos de su precaria pero permanente fuente de trabajo y hasta de las escuelas de sus hijos, muchas construidas por ellos mismos allí.
Como es lógico, las protestas de los combativos bañadenses, apoyadas por organizaciones populares, se hicieron sentir, en ocasiones con tal violencia que la ordenanza está suspendida en su aplicación, aunque no derogada y todo está ahora en el plano de la negociación y de la presentación de alternativas.
Mientras tanto, los pobladores de las riberas del río siguen firmes, aferrados a sus modestas propiedades y resistiendo las presiones de los autores de una propuesta que, para los bañadenses, puede ser la consolidación de la injusticia.

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