La Habana (PL) El año 2014 se inició con el preludio de una Italia sin Silvio Berlusconi, y concluyó sin el multimillonario y tres veces ministros de ese país, creador de situaciones tensas en su política interna, incluidos comicios generales anticipados.
El año llegó en medio de una de las crisis políticas propias del estado peninsular europeo del último medio siglo, después de que el gobierno de Enrico Letta, del Partido Democrático (PD), logró sobrepasar obstáculos impuestos por el propio Berlusconi.
Al frente de la coalición Partido Pueblo de la Libertad (PDL), Berlusconi debió buscar otras alternativas, después de que su expulsión del Senado a finales del pasado año llevó a una división dentro de esa formación.
Una parte decidió seguir los pasos de Angelino Alfano, considerado delfín del magnate italiano, pero que se sintió líder dentro del PDL y finalmente encabezó una rebelión contra su antiguo mentor, aunque sin llegar a la dirección del Ejecutivo.
En medio de ello, el joven alcalde de Florencia, Matteo Renzi, de solo 39 años, se sintió fuerte en las encuestas y lanzó una campaña para demandar una rápida aplicación de reformas económicas y consideró que Letta no era la persona adecuada.
Luego de acusar a su antiguo compañero de filas de ser incapaz de resolver problemas cruciales de la nación, fue necesario convocar elecciones en febrero de este año, tras las cuales Renzi llegó a la jefatura del partido y con ello a la del ejecutivo.
Pero Renzi gobierna con el apoyo del ala disidente del PDL, dirigida por Alfano y conocida como Nueva Centro Derecha, con un ejecutivo que promedia menos de 50 años de edad.
El joven primer ministro italiano pasó la prueba de los comicios para elegir a diputados en la Eurocámara, a finales de mayo pasado, pues el PD obtuvo el 40 por ciento de los votos depositados y quedó como la agrupación más votada.
Pero como ocurrió con Mario Monti en 2012 o Enrico Letta en febrero de este año, al llegar al poder Renzi está obligado a aplicar medidas de austeridad para lograr ahorros por unos siete mil millones de euros en los próximos años.
Italia debe cumplir, según la UE, con las regulaciones del déficit presupuestario del bloque, aunque para ello necesita lidiar con una deuda pública cercana al 120 por ciento de su Producto Interno Bruto.
De ahí que tras anunciar un paquete de fuertes medidas de austeridad, el gobierno de Renzi enfrentó las amenazas de los gremios del país de realizar una huelga general en caso de mantenerse los planes de reformar el artículo 18 del Código del Trabajo.
La disposición, invariable desde la década de 1970, defiende el derecho de los empleados de recibir una compensación en caso de ser despedidos o la posibilidad de reclamar la medida.
Tanto esa propuesta, que según Renzi agilizaría el mercado laboral, como la de aumentar la edad de jubilación, llevó a fuertes protestas populares antes de finalizar este año, incluida la convocatoria a paros de varios sectores de la economía.
Junto a los enredos de la política interna, el equipo de Renzi reclamó una mayor participación de los socios de la Unión Europea en los esfuerzos para lidiar con el fenómeno de la inmigración.
Más de 200 mil inmigrantes arribaron este año a las costas de la isla de Lampedusa, gran parte de los cuales fueron rescatada como parte de la operación Mare Nostrum, puesta en práctica en noviembre de 2013.
Sin embargo, el gobierno de Renzi suspendió la citada operación al aludir problemas de presupuesto y la supuesta influencia de esa acción en el incremento del flujo migratorio, proveniente, sobre todo, del norte de África y de países afectados por la guerra.
El 2014 confirmó, además, que 11 meses son mucho tiempo para un gabinete en Italia, por donde pasaron más de medio centenar de ejecutivos de todas las tendencias políticas, mientras los problemas socioeconómicos esperan por soluciones para una Italia en crisis.
Italia 2014: Adiós definitivo a Berlusconi
Por Antonio Rondón