Rusos ortodoxos obedecen largo ayuno navideño

Por Odalys Buscarón Ochoa

Moscú, 27 dic (PL) Más de la mitad de los rusos ortodoxos acatan hoy con rigor el prolongado ayuno navideño de 40 días, que supone un tabú alimentario de carnes, lácteos y otros productos de la dieta, junto a estrictas normas sociales.
Extendido del 28 de noviembre al 6 de enero, el Ayuno Navideño está ligado a las comunidades cristianas, en fecha tan temprana como el siglo IV, y figura entre las privaciones fundamentales del ciclo de cuaresma religiosa.
Así, los creyentes se abstendrán de consumir carnes, leche, quesos, huevo y mantequilla mientras perdure el período de penitencia y, al mismo tiempo, de purificación, en vísperas de la Navidad, el 7 de enero, al decir de una familia rusa, considerada practicante activa de la ortodoxia.
Los rituales por el antiguo calendario Juliano son observados con rigor por las iglesias ortodoxas de Rusia, Jerusalén, Serbia, Georgia y una parte de Ucrania; así como por los monasterios del Monte Athos y católicos del rito oriental.
El Ayuno comprende determinados tabúes en el consumo de alimentos en días específicos de la semana, como la prohibición de pescados, aceite de olivo y vinos los lunes, miércoles y viernes.
Para los martes, jueves, sábados y domingos se permite a los fieles la preparación con grasas de origen vegetal. Los fines de semana se levantan las restricciones respecto a los vinos y pescados.
No obstante, como en cualquier sistema normativo en los que los tabúes desempeñan funciones importantes de socialización, las reglas de abstinencia son asumidas en distintos grados de obligación, dependiendo fundamentalmente de la jerarquía y la militancia ortodoxa.
Entre el 2 y 6 de enero se refuerza la penitencia y las prohibiciones, incluso para el fin de semana, cuando el pescado no es bendecido en ningún hogar ortodoxo.
No así, en el caso del «sochivo», uno de los platos típicos de los ayunos, especie de papilla dulce, a base de arroz, trigo o cualquier otro cereal.
Conocido popularmente también como «kutya», simboliza la dulzura de los dones espirituales, como la bondad, compasión y el humanismo. Según el imaginario popular ruso, proporciona salud y prosperidad a las familias.
Asociado por estudiosos a las creencias paganas, del cristianismo temprano, suele acompañarse de guisantes, frijoles (chicharos, fundamentalmente) y verduras.
Fruto de la modernidad, en el menú de «ayuno», de las cadenas de restaurantes de Moscú, aparece por esta temporada una gama de ofertas de ensaladas de vegetales, sopas, cremas y pastas, como el secreto del Océano o el secreto de Poseidón, con caviar y salmón.
Son populares igualmente las papillas de cereal grechnevaya con hongos y vegetales, o ajíes rellenos con arroz y vegetales, con adornos tentadores.
Han cobrado fama asimismo los tacos mexicanos y las quesadillas, entre las propuestas culinarias, para una «dieta ligera» durante el ayuno ortodoxo, hasta el anhelado panquete de Navidad.

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