Brasilia (PL) Brasil deja atrás un complicado 2014, tras celebrar la Copa Mundial de Fútbol y los comicios generales, y enfrentar dificultades económicas que implicarán un crecimiento casi nulo de su Producto Interno Bruto (PIB).
La caída de la producción industrial y de otros servicios no afectó el éxito del Mundial ni las elecciones de octubre pasado, en las cuales la presidenta Dilma Rousseff fue reelecta con el 51,64 por ciento de respaldo en la segunda vuelta.
Este último acontecimiento ratificó la voluntad de la mayoría de los brasileños de continuar con el proceso de cambios y conquistas sociales, iniciado hace 12 años por Luiz Inacio Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores (PT).
La cerrada disputa presidencial denotó asimismo la necesidad de impulsar una reforma política que garantice más democracia, transparencia, menos corrupción y mejore los servicios de salud y educación.
La reelecta mandataria prometió aplicar a partir del 1 de enero próximo, cuando asumirá su segundo mandato de cuatro años, medidas drásticas para retomar el crecimiento de la economía, pero sin afectar los recursos para los sectores sociales.
Vamos a prepararnos para organizar la casa y tener en 2015 una recuperación del crecimiento, subrayó en días pasados sin ofrecer detalles de las acciones que se impulsarán.
Al referirse al Programa de Sustentación de la Inversión (PSI), que crea estímulos para diversos sectores con líneas de aportes financieros diferenciados, señaló la posibilidad de eliminar el subsidio a algunas empresas.
A pesar de los inconvenientes, la tasa de desempleo en el país se mantuvo estable, con el 4,8 por ciento de parados, mientras que la renta media de los trabajadores avanzó en noviembre pasado el 2,7 por ciento con respecto a igual mes de 2013 y pasó de dos mil 91 reales (800 dólares) a dos mil 148 reales (826 dólares).
El salario sigue su crecimiento y según la propuesta de presupuesto para 2015, este se incrementará en el 9,1 por ciento a partir de enero y llegará hasta 799 reales (300 dólares).
La continuación de los programas sociales como Mi Casa, mi vida; Brasil sin Miseria, y otros, garantizarán asimismo la disminución de las desigualdades e implicarán nuevas oportunidades para asegurar un mejor nivel de vida para sus ciudadanos, según el Gobierno.
Empero, las dificultades económicas podrían afectar los deseos del ejecutivo de acelerar la expansión del PIB y cumplir con sus promesas de campaña de ofrecer más oportunidades para los menos protegidos.
En su más reciente pronóstico, el Banco Central informó que el país cerrará diciembre con un alza del 0,2 por ciento, 0,5 puntos porcentuales menos que la anterior previsión realizada al final del tercer trimestre de este año.
Tal pronóstico está por encima de la expectativa del mercado financiero, que esta semana fijó en 0,13 por ciento la expansión del PIB.
Desde marzo pasado, la entidad monetaria comenzó a bajar la previsión de alza de la economía; la cual, del 2,3, cayó al dos por ciento; descendió al 1,6 en junio pasado, y en septiembre se deslizó hasta el 0,7 por ciento.
De confirmarse este vaticinio, la elevación del PIB será la peor desde 2009, cuando la nación, afectada por la crisis internacional, registró el 0,33 por ciento de ascenso económico.
La moneda local (el real) enfrenta asimismo un proceso de devaluación desde hace seis meses y a pesar de la intervención del ente monetario principal, su valor cayó en cerca del 20 por ciento en los últimos 12 meses y llegó a cotizarse a 2,73 unidades por dólar estadounidense.
Analistas de mercado señalaron que la caída de la demanda global de las materias primas, la subida de la inflación en el país y el descenso de la confianza de los inversores condujeron a inestabilidad de la moneda nacional y a su devaluación.
Para 2015, el Gobierno comenzará con un renovado equipo económico, encabezado por el titular de Hacienda, Joaquim Levy, conocido mundialmente por sus técnicas de recortar gastos y estimular las inversiones.
En sus primeras declaraciones, Levy se pronunció por reducir la deuda pública y realizar ajustes fiscales con miras a crear la base para un crecimiento económico del 1,2 por ciento en 2015.
Se prevén asimismo fuertes recortes y un alza de impuestos, pero más inversiones en obras de infraestructura y en los servicios de educación y salud, con el propósito de compensar las dificultades y garantizar el desarrollo de la nación, la séptima economía del planeta.
Brasil deja atrás un complejo 2014 y prevé nuevos retos
Por Leovani García Olivares