México, 9 feb (PL) El lago de Chapala, el más grande de México y el tercero en América Latina, ha perdido su esplendor y apenas está al 50 por ciento de su capacidad, según el Comité de Agua de Jalisco.
Este espejo de agua, que inspiró canciones que hacían alusión al rumor de las olas y redes de pescadores, vuelve a reducirse.
A principios de la década pasada, su superficie estuvo cubierta tan sólo en 15 por ciento, lo cual hizo que habitantes de la zona buscaran extender sus actividades agrícolas o ganaderas a su planicie, por lo que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) entregó concesiones de terrenos.
Unos años después el agua retomó su nivel, pero no ha vuelto a tener el paisaje que hizo de este lugar, durante varios decenios del siglo pasado, el sitio de descanso de las familias pudientes de Guadalajara.
El problema del lago de Chapala es histórico, tiene al menos 25 años, señala Manuel Villagómez, presidente de la Fundación Cuenca Lerma Chapala Santiago.
Al embalse siempre se le ha quitado agua; actualmente abastece a 60 por ciento de la población de Guadalajara. Además hay una guerra por el líquido entre Jalisco y Guanajuato; éste lleva las de ganar, ha hecho campañas abiertas en contra del lago y el gobierno de Jalisco no apoya a su gente, apunta.
Afirma que desde el río Lerma (que empieza en el estado de México) el agua viene contaminada por la industria y las granjas porcícolas, pero este cauce, al pasar por Guanajuato, pierde abundancia, ya que 90 por ciento de los escurrimientos que deberían dirigirse al lago se quedan en ese estado, en la presa Solís o en la laguna de Yuriria.
A fines del siglo XIX, el lago tenía una superficie de 164 mil 659 hectáreas; después, entre 1902 y 1910 se construyeron diques en el extremo este del embalse y el encauzamiento del río Lerma en el tramo de confluencia con el lago de Chapala. En ese entonces se drenaron y secaron unas 50 mil hectáreas de humedales, según el diario La Jornada