Buenos Aires, 24 feb (PL) A más de un mes de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, su caso sigue siendo hoy una incógnita pues hay carencia de pruebas para confirmar si fue un suicidio o, por el contrario, un homicidio.
De ahí, que la fiscal Viviana Fein quien investiga esa muerte la sigue caratulando de dudosa, mientras la prensa, comentaristas y hasta políticos se arriesgan a hablar de supuestas infiltraciones de comandos sirios o iraníes o hasta de un desenlace pasional con contenido homosexual.
Todo indica que Fein y la jueza Fabiana Palmaghini, que por cierto es una irrespetuosa opositora de la Presidenta Cristina Fernández, no van a modificar esa impresión de muerte extraña hasta que no terminen una larga batería de medidas de prueba.
A ellas se sumarán las que van a pedir esta semana los peritos designados por la ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo, quien actúa como querellante en el caso a nombre de las hijas y la madre del difunto.
El expediente ya incluye elementos que apuntan a la hipótesis del suicidio: la cercanía del disparo, inexistencia de lesiones de defensa, ausencia de rastros de pelea, que Nisman haya pedido prestada el arma, pero todavía quedan piezas sueltas en el rompecabezas, señala el comentarista Raúl Kollman.
Y si Fein y Palmaghini se inclinaran por esa opción, entonces tendrían que investigar si el fiscal tomó la decisión por sí mismo o si fue presionado, instigado, a quitarse la vida, señala el articulista de Página 12, pero eso es lo más difícil de probar en pericia criminalística.
Mientras, los medios en particular los opositores dan rienda suelta a cuanto análisis sea posible, siempre y cuando apunten a desacreditar al Gobierno.
Entre los trascendidos de última hora salió a relucir que un ex espía dijo que a Nisman le fallaron los que le tenían que dar una información clave para sustentar su denuncia contra la Presidenta, a lo mejor nunca existió, y como se vio solo en el laberinto en el cual se metió se privó la vida.
Al menos, eso dijeron en un programa vespertino que dirige el periodista Mauro Viale en el canal A24.
Lo real en el contexto argentino hoy es que la muerte convirtió a Nisman en el héroe-mártir del bloque político y social que enfrenta intensamente la política del actual Gobierno, opina con acierto Edgardo Mocca.
No importa que durante 10 años investigara con el mayor presupuesto jamás asignado a una fiscalía para caso alguno sin aportar el más mínimo resultado sobre los autores del atentado en 1994 a la asociación judía AMIA.
Lo único que repitió fue que los culpables fueron cinco iraníes y un libanés, y cuando se le presentó la posibilidad de interrogarlos por un Entendimiento entre los gobiernos de Argentina e Irán, de inmediato se negó a hacerlo y condenó ese arreglo, lo cual generó dudas sobre el real objetivo de su pesquisa.
Murió después que denunció a la Presidenta y al Canciller de encubrir a Irán con ese Entendimiento a cambio de petróleo, y a dos días de presentarse en el Congreso a explicar su nueva causa.
Un colega suyo, Gerardo Pollicita, la retomó para formular una incriminación formal, pero este rehusó tajantemente ir al recinto parlamentario a responder el duro interrogatorio que le harían los diputados. Estos afirmaron que lo evadió porque su imputación carece de fundamentos.
Ahora el juez Daniel Rafecas deberá decidir si hay elementos suficientes para proseguir con esa denuncia.
Prosigue incógnita sobre caso Nisman en Argentina
Por: Martin Hacthoun